Hola!

Hola a todos!

Desde hace un par de años sufro miedo a volar y por motivos de trabajo voy a tener que hacerlo bastante a menudo. Ya no es el momento de estar volando dentro del avión, si no en días anteriores el pensar en tener que coger un avión me supone una ansiedad tremenda... Decidida a superarlo he estado investigando posibles terapias para combatir este miedo, o al menos minimizarlo, y una de las más sorprendentes con las que me he encontrado ha sido el uso de simuladores de vuelo. no he conseguido encontrar mucha información sobre ellos, así que recurro a vosotros para que me aconsejéis. ¿Qué opináis de estos simuladores? ¿Creéis que realmente funcionan? ¿Son mejores que otras técnicas?

Cualquier cosa que podáis contarme, centro donde los utilizan, experiencias propias... lo que sea, me sería de muchísima ayuda para acabar de decidirme, porque de verdad que necesito superar este miedo como sea.

Muchas gracias!

Hola y Bienvenida   

Bienvenida! ^^

Hola HelenaOEsther. Como pides, te cuento lo que a mí me parece, por si te sirve.

Una excompañera de penas llevaba una vida proyectada a largo término. Eso significa que estaba acostumbrada a aguantarlo todo en vísperas de un futuro mejor. Lo típico de la hormiguita: trabajaba y estudiaba mucho, aguantaba a una pareja que no la dejaba vivir esa etapa de su vida... prácticamente no se permitía ni dormir. Siempre estaba preocupada y, como tú, no podía coger un avión.

Con el tiempo pudo hacerlo, eso sí, después de romper con todo y empezar a vivir el presente. El motivo que la mantenía aferrada a la superfície terrestre era sencillo: tenía miedo a morir viviendo esa estupidez de vida que estaba llevando. Se imaginaba a sí misma como el meme de Bad Luck Brian: "Toda la vida sufriendo y ahorrando; Coge un avión por placer por primera vez y el avión se estrella."

Acostumbrada a tenerlo todo controlado y planeado, dejarse en manos de una mezcla de responsabilidad ajena y suerte, sin escapatoria posible en el caso fatídico, no entraba dentro de lo que estaba dispuesta a hacer. No iba a ceder a un riesgo así aunque este fuera infinitesimal, pues no soportaba la idea de morir sin haber podido hacer lo que quería hacer en la vida todavía.

En resumen: lo que tememos de los aviones no es morir, sino ese corto tiempo de vida que sabes que te quedará antes que sepas que vas a morir inevitablemente, ese período de lucidez en que sabrás que has echado a perder tu vida por una serie de cosas que nunca quisiste, esa realización de que dejaste que te tomaran el pelo. Es por eso que los coches no dan miedo en comparación con el avión, porque los accidentes de tráfico terrestre, si bien mucho más frecuentes, ocurren de forma inadvertida, pasan por sorpresa y en cuestión de un segundo en el que tu atención irá en tratar de sobrevivir al impacto, en contraste con los minutos de especulación e impotencia abundantes en cada turbulencia aérea, y los diez o veinte segundos que tienes de dolorosa reflexión antes de caer al mar.