A la vista de uno mismo

Amanece, que extraño. Estoy en una playa, no recuerdo nada. El calor del sol acaricia mi cuerpo desnudo y el agua del mar cubre mis pies cuando sube la marea. No veo a nadie, pero una sensación de agobio recorre toda mi alma. No se como he llegado hasta aquí, mi cabeza solamente produce imágenes inconexas, sin ninguna lógica aparente. Lo único que me acompaña a mi lado es una pequeña mancha de sangre. Me miro y no tengo ninguna herida, al menos superficial. La cabeza me duele y en un lento esfuerzo me incorporo, me llevo las manos con un poco de agua a la nuca y me levanto. Intento dar unos pasos, pero es como si lo hubiese olvidado, apenas me mantengo y me vuelvo a caer. Es extraño, a pesar de que apenas consigo estar de pie noto como si un enorme peso hubiese desparecido, pero no consigo saber qué es, solo me quedan unas marcas en el tobillo y heridas en las manos. No puedo pensar en ello, no recuerdo nada. A un par de metros veo el destello de lo que parece ser un bolígrafo. Me arrastro como puedo por la ardiente arena y solamente el movimiento de los brazos me agota. Me cuesta pero llego a alcanzarlo. A su lado veo que hay un cuaderno. Lo abro y tras los rastros dejados al borde de lo que parecen ser unas cuantas hojas arrancadas, solamente se lee un nombre. Por mucho que lo intente ese nombre no me suena, me esfuerzo pero no logro nada, el único recuerdo que guardo es el de haberme despertado en la arena con una mancha de sangre a mi lado. ¿qué hace ese cuaderno allí? Y ese nombre, ¿quién cojones era? El agotamiento mental era peor que el físico y a medida que el sol comenzaba a caer y el cielo empezaba a teñirse de un rojo pétreo me volví a dormir. De repente me vi en una habitación de pie frente a una cama. En ella había una hermosa mujer durmiendo, con medio cuerpo cubierto y la luz de una lampara iluminando una sonrisa trazada por el placer de un sueño. No me dio tiempo a más, la habitación comenzó a deshacerse y el grito de aquella mujer me despertó. De nuevo estaba allí, en la arena con la misma sangre y las mismas marcas en manos y tobillo, pero ahora una presencia me contemplaba con curiosidad, como si fuese consciente de algo que hubiese hecho y que yo no llegaba a recordar. El hombre era tan extraño como la situación en que me encontraba. Su cara era alargada, sin apenas contornos, como si no tuviese expresión. Solamente en sus ojos se avistaba algo de su persona. Eran de un negro tizón, tan oscuros y profundos que provocaban el mismo vértigo que al asomarte a un pozo sin fondo. Esa mirada te atrapaba, era como si conectase contigo y en un solo vistazo supiese todo tu pasado, tus miedos y tus pasiones, como si le permitiese actuar de defensor que comprende y juez que condena. Era de mediana estatura con un brazo más largo que otro y sus pies descalzos pisaban la arena que yo apenas podía soportar. En su brazo más largo portaba el cuaderno y el bolígrafo. De repente dio un paso hacia un lado dejando que el sol me cegase. Recuperado del destello intente alzar la vista pero de nuevo apenas pude vislumbrar otra vez esa fuerte luz, parecía haberme quedado ciego. Tras varios segundos y sin valor para levantar la vista noté que me había lanzado una bola de papel. Entonces descubrí que era la hoja del cuaderno del otro día, con el mismo nombre. Aquella rara persona había desaparecido y sin ni siquiera pronunciar una palabra, solamente con ese vistazo que me echó supe lo que quiso decir. Intenté levantarme y por fin logré mantenerme sobre mis dos pies a pesar de que uno de ellos me dolía intensamente. Conseguí dar unos pasos y ampliar el horizonte de aquella playa que parecía no acabar. No había arboles, ni rocas, era todo arena y mar. Tenía dos caminos y los dos no llevaban a ningún lado, en ambos se avistaba el infinito y en ambos arrancaría con mil dudas, mil preguntas que probablemente jamás encontrarían respuesta. Solamente me acompañaría la hoja con aquel nombre y el único recuerdo de aquel hombre que tanto me había quitado y tanto me había regalado.

(¿Estás muerto, verdad? Me refiero al protagonista del relato)

¿Estás muerto, verdad? Me refiero al protagonista del relato)

Bueno, más bien ha muerto y acaba de nacer. Me explico las marcas en el tobillo es su pasado del que se ha librado una vez muerto, ahora puede empezar una nueva vida. La mancha de sangre es la marca de su muerte y la de su nueva vida (una especie de parto). En esa nueva vida ese extraño ser le lanza a la cara un nombre, no lo recuerda porque es nuevo, ese hombre le ha proporcionado una nueva identidad. Lo explicaré con más calma en otro momento que me tengo que marchar. Gracias por leerlo.

Estupendo, maravilloso, ojalá te sigamos leyendo

Lee Portrayal escribió:y la luz de una lampara iluminando una sonrisa trazada por el placer de un sueño. No me dio tiempo a más, la habitación comenzó a deshacerse y el grito de aquella mujer me despertó. De nuevo estaba allí, en la arena con la misma sangre y las mismas marcas en manos y tobillo, pero ahora una presencia me contemplaba con curiosidad, como si fuese consciente de algo que hubiese hecho y que yo no llegaba a recordar.

Me ha gustado esa frase

Lee Portrayal escribió:

¿Estás muerto, verdad? Me refiero al protagonista del relato)

En esa nueva vida ese extraño ser le lanza a la cara un nombre, no lo recuerda porque es nuevo, ese hombre le ha proporcionado una nueva identidad. Lo explicaré con más calma en otro momento que me tengo que marchar. Gracias por leerlo.

Yo quiero leer la explicación porque me resulta bastante curioso, esperamos pues

A mi me gusta la forma en que se narra ese paso a una vida nueva tras la muerte del protagonista, ya que lo que prima en estas primeras escenas es ese paso; el cómo, el porqué, cuándo, y todo lo relacionado con esa muerte ya nos irá llegando en forma evocadora a través las palabras de Lee. Yo también espero impaciente

Lee te acabo de ver conectado cuentanos cuentanos

Interesante, sobre todo el nombre me dejó bastante inquieto, he tenido un sueño similar una vez, un tal Oscar tenía pintado en un pared, con pintura de aceite de color verde obscuro..
No he conocido todavía un Oscar cercano a mi vida.