Explicándole a mi madre mi depresión

Me he sentido tan identificada...

La tristeza es mi poesía.
La vida es mi tristeza.
La cama calma mi dolor.
La cama atiza mi dolor.

También tengo miedo de vivir... He alcanzado un punto en que llego a pensar en la muerte fríamente. La mía, por descontado.

Tristemente pienso que esa es la reacción general o pensamiento egoísta de la gente ante alguien que padece depresión, considerar que el interés que éste busca es simple y llanamente llamar la atención. De esta forma quitan importancia a un problema el cual no saben como abarcar en unos casos, o que no les importa lo más mínimo en otros.

Por mi parte, nadie de mi entorno sabe ni sabrá jamás del negro océano cuyas olas rompen mi alma cada día un poco más.

No sé qué es peor, que no se pongan en tu piel cuando compartes un problema, o que ni tan siquiera te permitas compartirlo. Personalmente conozco los dos casos, por eso sé lo duro que es.

Me siento muy identificado. He estado sufriendo de depresión de antes de contarle a mi familia y algún que otro amigo de confianza (pocos). Esto hará como unos 6 meses que se manifestó y he estado 4 meses sufriendo-lo en silencio. En parte era porque ni yo mismo se que es lo que me ocurría. Por otra parte era porque no quería que nadie cercano a mi se preocupara, ¿que irónico no? (aunque no lo decía me notaban diferente de antes y siempre me preguntaban que que me ocurría, y yo les contestaba con un simple nada, ya que tampoco creo que lo entendieran).

Pero llega un momento en que ya no puedes esconderlo (o en mi caso). Fui un idiota me guié por mis pensamientos y cogí una navaja de la cocina para disponerme a auto-lesionarme (guiado también por todo lo relacionado en Internet, de los que cuentan sus experiencias y que se sentían mejor al cortarse y así callar a sus propios pensamientos, o guiar el dolor a un dolor físico y dejar de lado por un poco ese dolor emocional. Ese día había sido bastante malo para mi la verdad cuando volví a casa lo único que quería era ponerme a llorar y así lo hice; acabé con todos los ojos rojos y acto seguido es cuando quería auto-lesionarme porque veía que no podía calmar mi dolor.  

Por suerte ese mismo día justo cuando ya estaba para auto-lesionarme entro mi madre por la puerta y me pillo en el acto.
Me dio una ostia... vaya ostia... y se puso a llorar y a preguntarme que me ocurría. Fue entonces cuando exploté y se lo conté, de la mejor manera que pude ya que ni yo mismo me reconozco..  

Desde entonces soy un poco más abierto e intento mejorar algo mi situación saliendo algo más de casa, así como apuntarme a cursillos o alguna actividad. A claro y empezar a ir al psicólogo aunque no noto mucha mejoría con este...

Me molesta que mi madre me pregunte cada día como estoy... y igualmente no poder explicárselo con exactitud.. aparte que le resta importancia la mayoría de veces   .

A lo que quiero llegar es que es malo encerrarse en uno mismo, es posible que contándolo a personas de confianza tampoco mejores mucho ni te lleguen a comprender del todo o puedan soltar alguna frase, sin saber la repercusión que puede ocasionar.

Pero sin duda alguna encerrarse en uno mismo es peor a lo mencionado... Pues si no puedes sobrellevar esto tu solo cada vez se irá a peor...

PD: Paradoja te animo si tienes a alguien de confianza que le expliques la situación de la mejor forma posible para que la entienda. Puede que te ayudara un poco compartirlo.

PD2: Perdonar por el tocho :/

Yo solamente le cuento ese tipo de cosas a gente que realmente quiere entenderme, o sea personas cercanas. Y con cercanas me refiero a que sean de confianza y seres queridos, y NO NECESARIAMENTE tiene que ser mi familia (de hecho no la tengo considerada a ésta como seres queridos, a excepción de un par de tíos y quizás una tía, y hasta por ahí porque tenemos diferencias religiosas y en la filosofía de ver la vida).

Lo malo es cuando no puedes contárselo a nadie porque, aunque lo hagas, sabes que no se pondrán en tu piel. Eso destroza.

Tengo la sensación de que, en realidad, nadie quiere ponerse en la piel de quien está sufriendo indeciblemente. Puede que traten de comprender, pero su impulso superviviente impide que silencien su persona y se acerquen al dolor del otro. Sin embargo, aunque parezca una actitud cruel, es lógica. ¿Quién quiere acoplarse al sufrimiento ajeno cuando puede seguir sintiéndose bien? Es un comportamiento común, sobre todo, entre quienes no han padecido aquel dolor; en cambio, el mismo dolor puede llegar a unir de una forma insondable a quienes han estado bajo su yugo, pues su incidencia es tal que uno no puede volver a ser el mismo.

La cuestión es aún más complicada si se trata de alguien familiar, que nos aprecie y se sienta responsable de nuestra existencia. Aunque dicha persona también haya sufrido, lo más probable es que el miedo le incite a sobreproteger, actuando en base a, no tanto un afecto comprensivo e indulgente con la realidad, sino la inseguridad. Y la inseguridad altera aún más al convulso.

No soy madre, pero supongo que debe de ser muy complicado.