Siguiendo los criterios de clasificación diagnóstica DSM-IV, podemos resumir la fobia social como: - Un temor acusado y persistente ante determinadas situaciones sociales en las que la persona se expone a ser evaluada por otros. - Se teme actuar de un modo que resulte humillante o embarazoso. - La
exposición a dichas situaciones provoca en la persona que la padece una
respuesta de ansiedad que ella misma reconoce como excesiva. - La ansiedad y malestar experimentados es de tal magnitud, que se tiende a evitar la participación en dichas situaciones. - Tanto
los comportamientos de evitación, como la ansiedad anticipada o
sentida, dificulta el normal desarrollo en la vida del individuo,
interfiriendo en su ruina diaria, en las relaciones laborales o
académicas, o sociales. - Las evitaciones pueden ser más o menos evidentes, totales o parciales.
Hablamos de evitación parcial cuando
sintiendo un intenso malestar físico (taquicardia, sudoración,
rubor...) e inseguridad sobre la calidad y adecuación de su
conversación en reuniones con los amigos, asiste a tales reuniones sin
participar de la conversación y desviando la mirada cuando se dirigen a
él.
Desarrollo y mantenimiento de la fobia social
La
valoración exagerada de amenaza que anticipa la persona que padece de
fobia social, respecto a las diversas situaciones sociales, y la
autoevaluación desmesurada de fracaso en la propia ejecución, son
claves en el desarrollo y mantenimiento de este trastorno.
Tiende
a atribuir a sí mismo la totalidad de las posibles dificultades en la
comunicación, sin tener presente el papel que juegan los otros y las
circunstancias situacionales. Además, exagera las repercusiones
personales del fracaso, con un estilo de pensamiento catastrofista. Por
tanto, si piensa que el fracaso se debe básicamente a "su manera de
ser" y que ésta es inmodificable, tenderá a creer que es probable que
se repita el mismo resultado de fracaso frente a otra situación similar.
Ello
conlleva a una pérdida progresiva de confianza en sus capacidades que
repercute en el desarrollo de ansiedad anticipatoria al afrontar estas
situaciones. A
su vez, la presencia de elevados síntomas de ansiedad dificultan el
éxito en la ejecución, lo que mantiene sus creencias disfuncionales y
con ello se cierra el círculo vicioso al que se ve abocada. La
amenaza percibida o anticipada por la persona que padece este
trastorno, consiste en la pérdida de autoestima, ya que teme ser
evaluado negativamente por los demás (patología nuclear de este
trastorno).
En
este contexto, las situaciones sociales se convierten en meros
estímulos que desencadenan automáticamente sus temores, creencias
desfavorables acerca de sí mismo, y síntomas fisiológicos de la
ansiedad.
En
consecuencia, se tiende a evitar estas situaciones en un intento de
proteger la autoestima. Pero por todos es sabido que las personas
desarrollan sus capacidades y mejoran las habilidades mediante ensayos
repetidos de la experiencia.
Por
lo que, evitar las situaciones es negarse la oportunidad de aprender
nuevas habilidades sociales que facilitarían el afrontamiento eficaz y
exitoso de la situación, y en consecuencia, la recuperación de la
confianza en sí mismo. Así
mismo, la exposición frecuente al estímulo temido favorece la
habituación al mismo, por lo que se supone que afrontando activamente
las situaciones y abandonando el mecanismo de la evitación, deberían
desaparecer los síntomas.
Este
modelo de actuación se ha demostrado útil en el tratamiento de las
fobias simples (miedo a los lugares cerrados, a ciertos animales, a las
alturas...) pero en el caso de la fobia social, la exposición como
alternativa básica de tratamiento dista de ofrecer resultados
alentadores si no se acompaña de reestructuración cognitiva.
La
clave es sencilla, ante el temor fóbico a ser atacado por un perro, o
atrapado en un ascensor y morir asfixiado, la práctica gradual de
exposición ante el objeto temido, ofrece evidencia empírica de la
irracionalidad del pensamiento.
En el caso de la fobia social, la exposición no ofrece estas ventajas por dos motivos:
- Al
margen de la calidad de la ejecución obtenida durante la exposición y
tras la misma, la persona que padece fobia social desconoce la
valoración que hacen los demás de su persona y conducta, por no tener
acceso a sus pensamientos, por lo que puede seguir alimentando
pensamientos catastrofistas. - Es
posible que durante las primeras exposiciones se hagan visibles signos
fisiológicos de ansiedad (rubor, temblor, sudor...), y sea esto
interpretado de nuevo catastróficamente, reforzando ideas de
humillación o ridículo. Por
ello, la exposición, lejos de producir una habituación al estímulo
fóbico podría producir una mayor sensibilización, acrecentándose el
problema. Sólo acompañada de técnicas de reestructuración cognitiva
logrará objetivos terapéuticos.
Clasificación de la fobia social
El
temor ansioso a ser evaluado negativamente por otros y las
autolimitaciones que de ello se deriva, pueden manifestarse en un
amplio abanico de situaciones en las que la persona se expone a la
observación de los demás dando lugar a la fobia social generalizada, o
manifestarse únicamente en situaciones concretas, dando lugar a las
fobias sociales específicas. Entre
éstas, las más comunes son las llamadas de ejecución. En ellas el temor
se relaciona con la presencia de síntomas fisiológicos de ansiedad que
pudieran “delatar” a quienes las padecen. Temen perder el control
psicomotriz necesario para manipular cubiertos, coordinar acciones,
temblar, quedarse en blanco, sonrojarse, tartamudear....
Estos son algunos ejemplos: -
comer o beber en público, -
escribir ante la mirada de los demás, y -
hablar frente a un auditorio.
Factores comunes y diferenciales de los dos tipos de fobia social:
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Fobia social generalizada |
Fobia social específica |
Edad de inicio |
En la adolescencia |
En la juventud |
Factores de vulnerabilidad |
Introversión, timidez, ansiedad |
Acontecimiento social traumático |
Psicopatología asociada |
Estados de depresión y ansiedad |
No de forma significativa |
Consumo de alcohol ante situaciones sociales temidas |
En un 40 – 50 % de los casos |
En un 40 – 50 % de los casos |
Interferencia en áreas de la vida cotidiana |
Limitaciones en varias áreas de la vida personal-afectiva, laboral o académica, y social. |
Menores y acotadas al área de influencia de la fobia específica. |
Características demográficas de la fobia social
- Aproximadamente
un 2% de la población general sufre de alguna fobia social. De hecho,
el 25% de todas las fobias son fobias sociales. - La
edad de inicio de este trastorno se sitúa entre los 15 y los 20 años.
Entre los más jóvenes se encuentran los que presentan una fobia social
generalizada. - Alto
porcentaje de solteros (40 al 50 %). Una explicación podría ser que las
dificultades sociales incapacitan a estas personas para encontrar y
mantener una pareja. - El porcentaje de afectados es similar entre hombres y mujeres. - Clase social y nivel cultural más alta que la media. - En el caso de desarrollar una fobia social generalizada, suele precederse de introversión y timidez en la infancia. - La baja autoestima y el déficit en habilidades sociales pueden ser complicaciones del tipo generalizado. - Aumento del consumo de alcohol. - Frecuencia de estados depresivos secundarios a la forma generalizada de fobia social.
Tratamientos
Tratamiento farmacológico:
Betabloqueantes,
benzodiacepinas, inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS),
e inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) son los más utilizados.
Los
betabloqueantes es el tratamiento de elección en las fobias sociales
llamadas de ejecución porque la persona teme mostrar signos de ansiedad
en su ejecución: temblor en las manos al tomar unos folios o escribir,
dificultad en la articulación de las palabras o sequedad de boca al
hablar, quedarse sin aliento al leer.... La más común es la fobia a
hablar o leer en público.
Tratamiento psicológico:
Diversos
paquetes terapéuticos de orientación cognitivo-conductual son los que
han demostrado mayor eficacia hasta la actualidad. En ellos se integran
técnicas como: - exposición programada a las situaciones fóbicas,- entrenamiento en habilidades sociales,- entrenamiento en autoinstrucciones,- terapia racional-emotiva,- reestructuración cognitiva,- entrenamiento en relajación, y- reentrenamiento de la respiración.Muchos
paquetes terapéuticos se aplican de forma más o menos estándar. Para
optimizar los resultados, es necesario evaluar previamente dónde
residen las deficiencias y dificultades sociales de la persona que
sufre algún tipo de fobia social.
Además
de un entrenamiento en relajación y en técnicas de respiración con el
objeto de disminuir la activación del sistema nervioso simpático ante
las situaciones que precipitan la ansiedad, el siguiente árbol de
decisión ayudará a decidir las técnicas terapéuticas a utilizar, ya sea
individualmente o en grupo.
Árbol de decisión en el tratamiento psicológico de la Fobia Social: Como
se mencionó en otro apartado, las fobias sociales generalizadas suelen
desarrollarse en personas con tendencia a la introversión, la timidez,
y la ansiedad como rasgo.
En
estos casos y debido, en parte, a estos factores de vulnerabilidad, es
común que los aspectos cognitivos sean objeto de tratamiento. El tipo
de errores cognitivos a los que se ve expuesta la persona con fobia
social, si se mantienen durante mucho tiempo antes de iniciar
tratamiento, es de esperar que llegue a producir déficits en la
autoestima que deberán ser tenidos en cuenta en el proceso terapéutico.
Los
aspectos cognitivos deben tratarse desde la exposición gradual a las
situaciones que producen el temor. Ello permite la expresión de los
pensamientos automáticos, la reestructuración cognitiva de los mismos
que pueden ser contrastados con la experiencia, y la devolución del
sentimiento de autoconfianza al afrontar con éxito la experiencia.
En
el caso de la fobias sociales específicas, no es tan frecuente una
historia de vulnerabilidad personal. El inicio de la fobia suele ser de
origen traumático (una mala experiencia que sensibiliza a la persona a
esa situación concreta) y pudiera ser que no haya dado origen a
disfunciones cognitivas importantes.
Un
tratamiento que busque la habituación, y que tome como núcleo la
exposición gradual con técnicas de relajación y de reeducación de la
respiración será lo más indicado. Sólo cuando falta algún tipo de
habilidad para afrontar con éxito la situación, deberá incluirse el
entrenamiento en aquella que se hubiera evaluado como deficitaria.
Síntomas presentes en la fobia socialLa tabla que se expone a continuación ilustra posibles respuestas de temor ante diferentes situaciones sociales:
|
Situaciones sociales |
Síntomas fisiológicos |
Síntomas cognitivos |
Conductas |
Estar en una fiesta de amigos o conocidos. |
Rubor. Tensión muscular. Atención centrada en sí mismo. |
Dificultad en seguir el hilo de la conversación. |
Inhibición en las conversaciones existentes. Falta de iniciativa en iniciar una conversación. |
Reunión con el jefe. |
Sudar copiosamente. Voz inaudible. Taquicardia. |
“Estoy dando una mala imagen”. “ Pensará que soy raro”. “ Me notará que estoy nervioso”. |
Contestar con monosílabos. Evitación posterior de situaciones y espacios que pudieran dar lugar a nuevos encuentros. |
En contacto íntimo. |
Temblor. Sudoración en las manos. |
“Diré o haré algo inoportuno”. “ Notará que soy débil e inseguro”. |
Falta de espontaneidad en el contacto. Mirada huidiza. Evitación de situaciones posteriores. |
Comer en un restaurante con amigos/as. |
Tartamudez. Es casa claridad en la articulación de las palabras. Temblor de manos. |
“Pensarán que soy tonto”. “ Se me caerán los cubiertos de las manos”. “ No acertaré a introducir correctamente los alimentos en mi boca”. |
Ingesta escasa de alimentos. En la conversación, limitarse a contestar brevemente si se recibe alguna pregunta. |
Firmar documentos, cheques, etc., frente a otras personas. |
Palpitaciones. Tensión en las manos. |
“No podré escribir”. “ Escribiré con una letra ininteligible y no reconocerán la firma”. |
Inventar cualquier excusa y buscar algún lugar para escribir, apartado de la visión de los otros. Negarse a escribir aludiendo a un motivo falso. |
Hablar en público frente a un auditorio. |
Taquicardia. Disnea o dificultad en respirar. Dolor abdominal. Urgencia y frecuencia en la micción. Nauseas. |
“No podré seguir hablando”. “ Me desmayaré”. “ Tendré un infarto”. “ Perderé el control de mi esfínter”. “ Mi discurso es desorganizado”. “ No encuentro las palabras necesarias”. “ Me quedaré en blanco”. “ Me temblará el pulso al mantener los folios entre mis manos”. “ Estoy dando una imagen patética”. |
Evitar cualquier ocasión ulterior de hablar en público.
Renunciar a promociones laborales que impliquen hablar en público con frecuencia | | Bibliografía:
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