Doctor, recéteme algo contra la soledad

Doctor, recéteme algo contra la soledad

Autor: Eduard Punset 17 abril 2011

Los humanos necesitan pertenecer a algo, a un colectivo social, a una manada, les da igual; lo importante es pertenecer. Y es muy difícil aquilatar la importancia objetiva del colectivo al que se decide pertenecer; quiero decir que la etnia puede ser mucho menos importante que la camiseta que le han puesto a uno. Se ha comprobado que la ostentación de las señas de un equipo, por ejemplo, borra el sentimiento racista que provocaba la imagen de una persona de color.

Aunque cueste creerlo, resulta que lo más importante para los humanos es pertenecer a alguien y, cuando esto falla, cuando no se pertenece a nadie porque a uno no le dejan, cuando a uno lo encierran solo, se asfixia. Lo que no soportamos es la soledad. “Doctor, ¿me puede dar un remedio para la soledad?” es una pregunta rara vez formulada y, sin embargo, sentida por multitud de jóvenes desamparados, mayores sin casa, moradores de hospicios y lugares de asilo. “Doctor, ¿me puede dar un remedio para la soledad?”. La gente no lo dice, no lo piensa, pero lo siente. Ahora, la ciencia acaba de descubrirnos que este sentimiento de soledad no es un subproducto de la depresión, sino que constituye un entramado patológico por sí solo.

Saciar la demanda de relaciones sociales es imprescindible para mantener una buena salud mental y física. La soledad debiera ser una de las bestias a abatir del entramado sanitario, un objetivo específico, en lugar de ser un añadido de terapias consideradas esenciales como la lucha contra la depresión. Tan importante o más que la depresión es la soledad, que, además, es distinta. Los médicos y farmacéuticos solo se ocupan de la depresión atiborrando a la gente de fármacos que no están debidamente comprobados ni en la demora o plazo de su efecto, ni en el tipo de daño que, supuestamente, eliminan ni, por supuesto, en sus efectos secundarios; casi todos, malos. Si de la depresión sabemos poco y mal, a pesar de los esfuerzos prolongados por profundizar en su naturaleza, de la soledad todavía sabemos menos. Los psicólogos y neurólogos tan solo están empezando a desentrañar sus efectos.

La necesidad de pertenecer comprende un deseo avasallador de formar y mantener, por lo menos, una cantidad significativa de relaciones interpersonales. Lo absolutamente nuevo en la medicina que está aflorando es la inserción de la soledad en el ámbito más amplio de las redes sociales, así como la aceptación de la necesidad universal de pertenecer a un colectivo que experimentan los humanos, sobre todo, los jóvenes.

Resulta que toda la pasión, el pensamiento y la acción de muchísima gente son el resultado del impulso para evadir el aislamiento causado por la disolución del clan familiar, la pérdida de los amigos del trabajo, el amor del resto del mundo. Detrás de todo lo que hacen, piensan o dicen los ensimismados está el pánico a la soledad. Pese a la diversidad de culturas, religión, sexo, idiomas o edad, resulta que los humanos lucen similitudes sorprendentes, como la necesidad de amor y, para recabarlo, el rechazo tajante de la soledad.

Durante muchos años, no solo no nos ocupamos de la soledad, sino que la enaltecíamos. Si salías adelante solo, sin consultar con los demás, profundizando en tu propio universo, conociendo como nadie tus propios intestinos, eras merecedor de todos los elogios. No sabíamos casi nada del cerebro; no teníamos ni idea de que no se podía aprender sin el cerebro de los demás, que solo los perversos podían ignorar los sentimientos de los otros, de que estabas condenado si no pertenecías a nada ni a nadie. Que lo peor era la soledad.

Fuente

Lisbeth Salander escribió:Doctor, recéteme algo contra la soledad

Autor: Eduard Punset 17 abril 2011

Saciar la demanda de relaciones sociales es imprescindible para mantener una buena salud mental y física. La soledad debiera ser una de las bestias a abatir del entramado sanitario, un objetivo específico, en lugar de ser un añadido de terapias consideradas esenciales como la lucha contra la depresión. Tan importante o más que la depresión es la soledad, que, además, es distinta. Los médicos y farmacéuticos solo se ocupan de la depresión atiborrando a la gente de fármacos que no están debidamente comprobados ni en la demora o plazo de su efecto, ni en el tipo de daño que, supuestamente, eliminan ni, por supuesto, en sus efectos secundarios; casi todos, malos. Si de la depresión sabemos poco y mal, a pesar de los esfuerzos prolongados por profundizar en su naturaleza, de la soledad todavía sabemos menos. Los psicólogos y neurólogos tan solo están empezando a desentrañar sus efectos.

Me parece que Punset confunde Churras con Merinas, una vez más. Es un buen comunicador, y sus programas REDES son muy interesantes.... sobre todo cuando los que hablan son los entrevistados.
En primer lugar, una cosa es PREVENIR y otra miuy distinta CURAR. La soledad no es sí una enfermedad. Que la soledad puede llevarte a la depresión, de acuerdo. Y que por tanto se debería fomentar los servicios sociales que faciliten las actividades en grupo a los colectivos de mayor riesgo (como las personas mayores) de acuerdo tb. Incluso que se hagan campañas mediáticas por parte de las administraciones advirtiendo de los riesgos de la soledad, me parece discutible... pero bueno. Pero decir que los médicos se deberían dedicar a recetar contra la soledad, y que los farmacéuticos deberían ocuparse también de eso... Pero sobre todo, la crítica que hace contra que los médicos receten medicamentos para las personas que desgraciadamente ya han caido en la enfermedad, me parece deplorable...
En segundo lugar, olvida que la soledad puede ser un sintoma, de la depresión misma y de otros trastornos como la fobia social.
Se me está ocurriendo un chiste malo:
ese tío que va al médico y le dice: "doctor. necesito que me recete algo contra la soledad... pero que sea tía y esté buenorra eh?" (el chiste vale también cambiando el sexo del paciente y/o de la medicina)

Muy buen artículo.

En respuesta a juabau, he de decirte que vale, la soledad no es ni una enfermedad ni nada de ello. Pero las relaciones interpersonales ayudan a crear nuestra identidad, y sin identidad no somos nadie... (hija de..., madre de... amiga de... novia de...) <-- Todos esos roles crean tu identidad. Cuando no tienes a nadie, no te llevas con tu familia... ¿Quien demonios eres?
Y cuando te preguntas "¿Quien soy?" y te respondes a ti mismo: "no soy nadie" o cuando te planteas quien te hecharia de menos si faltaras en ese mundo y ves que no eres una persona importante en realidad... Entonces, tengas ya una depresión o no, te deprimes. (a mi me ha pasado más de una vez)
Necesitamos de los otros siempre, y para todo. Nos cuesta, si... Pero que no tengamos a nadie no significa que no lo necesitamos tener.

neneta_cat escribió:Muy buen artículo.
En respuesta a juabau, he de decirte que vale, la soledad no es ni una enfermedad ni nada de ello. Pero las relaciones interpersonales ayudan a crear nuestra identidad, y sin identidad no somos nadie... (hija de..., madre de... amiga de... novia de...) <-- Todos esos roles crean tu identidad. Cuando no tienes a nadie, no te llevas con tu familia... ¿Quien demonios eres?
Y cuando te preguntas "¿Quien soy?" y te respondes a ti mismo: "no soy nadie" o cuando te planteas quien te hecharia de menos si faltaras en ese mundo y ves que no eres una persona importante en realidad... Entonces, tengas ya una depresión o no, te deprimes. (a mi me ha pasado más de una vez)
Necesitamos de los otros siempre, y para todo. Nos cuesta, si... Pero que no tengamos a nadie no significa que no lo necesitamos tener.

Hola Neneta, estoy de acuerdo contigo en que la soledad obligada no es buena. Tampoco lo es seguro la "elegida" cuando se elige como forma de vida permanente, Pero es que no entiendo lo que quiere decir Punset, ni cual es su intención con este artículo, sobre todo con el párrafo;

Los médicos y farmacéuticos solo se ocupan de la depresión atiborrando a la gente de fármacos que no están debidamente comprobados ni en la demora o plazo de su efecto, ni en el tipo de daño que, supuestamente, eliminan ni, por supuesto, en sus efectos secundarios; casi todos, malo

¿qué efecto crees que puede tener leer algo así en gente que sufre una depresión grave, y que confían en el tratamiento de su médico quizás como única alternativa al suicidio? Espero que a ellas le parezca el artículo como mínimo tan malo como a mí.

Para poder evadir el hambre habrá algún organismo, animal o vegetal, que tenga que morir para, con ello, alargar la vida de otro. Para poder evadir la soledad es necesario que algún organismo se deje amar por otro. Millones de personas se sienten solas, en cambio, salvo situaciones inusuales, no pasan un sólo día sin comer. Siempre he dicho que especulamos con el amor, es algo que podemos dar sin importar la medida y que no nos supondrá ninguna pérdida, pero la gente se lo guarda como si fuera de oro y sólo favorece con él a unos pocos elegidos de su entorno. Estamos dispuestos a dar 2 euros a alguien que pide en la calle para que se compre un bocadillo pero no a darle un simple abrazo.
Ése es el verdadero problema que subyace a la soledad.

Geniales palabras Rockabilly

Rockabilly escribió:Para poder evadir el hambre habrá algún organismo, animal o vegetal, que tenga que morir para, con ello, alargar la vida de otro. Para poder evadir la soledad es necesario que algún organismo se deje amar por otro. Millones de personas se sienten solas, en cambio, salvo situaciones inusuales, no pasan un sólo día sin comer. Siempre he dicho que especulamos con el amor, es algo que podemos dar sin importar la medida y que no nos supondrá ninguna pérdida, pero la gente se lo guarda como si fuera de oro y sólo favorece con él a unos pocos elegidos de su entorno. Estamos dispuestos a dar 2 euros a alguien que pide en la calle para que se compre un bocadillo pero no a darle un simple abrazo.
Ése es el verdadero problema que subyace a la soledad.

Entregar emociones es peligroso, muy peligroso, porque involuntariamente te desprendes de parte de tu alma con el inconsciente deseo de que Vaya, se Multiplique y Vuelva.

Y tambien es caro, muy caro.... porque el precio a pagar por las desilusiones, los desprecios sufridos y la falta de interés ajeno por lo que tu te has entregado tanto.... ;ese precio a pagar suele ser altísimo y es un producto que no se puede comprar en una tienda cualquiera.

Porque la ilusion no se compra...sino que se genera..... y cuesta mucho producirla, conservarla, multiplicarla y esparcirla para andarte equivocando de receptáculo donde depositarla.....; como para dejarla por error en en buzón de los Monstruos, y para que destrozen todo el polen que las abejas laboriosas llevaban toda su vida produciendo.

Triste es el tener que llevar un caparazón de tortuga entre tu piel y tu alma...

Triste pero necesario.

Prevenir antes que curar, no?