Historias para despertar los sueños, la esperanza, o alguna otra cosa.

Lagrimas de Chanel

Este chico, que se creìa el mas bueno del mundo, lloraba con peliculas sobre-untadas de mermelada sentimental, aquellas peliculas que uno o mas hormonalmente "una" veìa cuando esta deprimida, por esa tendencia al masoquismo sentimental que va acompañado del gusano de la gula que come entre horas que revelan un hambre mas profunda, en el alma del estomago.

Pues bien, aun no habìa dejado de ser niño, y por tanto de tanto en tanto tenìa ridiculos ataques de hipersensibilidad en el pecho por cosas insignificantes muchas veces inventadas por su paranoìas que fluìan por una de las venas de la ansiedad, como consecuencia de su estancada niñes emocional.

Su empatia, a veces se veìa eclipsada por la luna llena de la ansiedad, cuando se convertìa en hombre lobo y actuaba violentamente con personas de lo mas amables, actitudes por las cuales se escudaba en la ansiedad como si èl no tuviese culpa alguna, como si se tratase de un deja vu que no puede evitar cambiar.

No era una persona de fiar pero fiaba a todo el mundo, era un asesino de oportunidades pero siempre encontraba una oportunidad a la vuelta de la esquina en forma de minifalda o de sonrisa de un buen amigo esperandole para ir a cualquier estaciòn del tren de la diversiòn, con matices de improvisaciòn, pues eso siempre traìa sorpresas, eran comodines del juego de la vida, en el que se juega la vida o la muerte.

"!Muerte para el aburrimiento!"se oyo decir un dìa que estaba aburrido y clavado en su sofa con tantas ideas en la cabeza que cuando termino de decidirse que hacer, el Sol ya estaba a punto de dormirse, pero la Luna con sus ojos señalaba otro lugar, que estaba en cualquier lugar, pero fuera de casa, muy lejos, a años luz de la rutina y el estancamiento sentimental.

Escuchando canciones se inspiraba, porque èl querìa ser musico, el musico mas grande que los oidos iberoamericanos habìan oido en toda su historia musical, querìa ser tan o mas grande que Andres Calamaro, musico al que tanto admiraba porque decìa que era el unico que miraba el corazòn de la gente con lupa al escribir sus canciones influenciadas poeticamente por esa vàlvula que bombea sueños y despertares en la gente que duerme o la que siempre estuvo despierta.

Este era un chico

Este era un chico de aquellos que no tenian casillero en la escuela de la vida, a la que faltaba casi siempre por quedarse en casa, esperando a que saliera el Sol, que nunca salìa porque era pleno invierno, le temìa a la lluvia, temìa que le moje el corazòn y coger un resfriado.

No salia ni a la ezquina solo porque no sabìa que habìa mas allà, quizàs vivia en una isla apartada de la humanidad y ni se hubiese enterado. Lo unico que creìa importarle era tener conexiòn a esa dimensiòn del agujero negro del internet que se tragaba todas las vidas que encontrara a su paso y los vomitaba enfermos y palidos.

Sacaba a pasear a su perro y le obigaba a hacer caca por todas partes, haciendole comer mucho mas de la cuenta con la esperanza de encontrarse con una bella chica paseando tambien a su mascota.

Si les gusto, les dare màs, si no les gusto, tambien.

Había una vez un chico con aires de grandeza y estupenda habilidad para la doma de frases pero que tenía miedo del mundo. No salía de su cuarto casi nunca y cuando lo hacía era para dar de comer a sus camachuelos que tenía en la azotea. Un día se dió cuenta de que hacía tiempo ya que no les hacía una visita y se dispuso para la aventura. Cogió su látigo de Indiana Jones y su cajita dónde tenía encerrados los aires de grandeza y salió al pasillo para enfrentarse a la nada.
Observó con gran dolor que vivía en un centro de salud mental y que en ese momento dos ciclaos de metro noventa y cinco le propinaban toda serie de llaves de aikido para volver a confinarlo en su celda acolchada.

FIN.

Riddick escribió:Había una vez un chico con aires de grandeza y estupenda habilidad para la doma de frases pero que tenía miedo del mundo. No salía de su cuarto casi nunca y cuando lo hacía era para dar de comer a sus camachuelos que tenía en la azotea. Un día se dió cuenta de que hacía tiempo ya que no les hacía una visita y se dispuso para la aventura. Cogió su látigo de Indiana Jones y su cajita dónde tenía encerrados los aires de grandeza y salió al pasillo para enfrentarse a la nada.
Observó con gran dolor que vivía en un centro de salud mental y que en ese momento dos ciclaos de metro noventa y cinco le propinaban toda serie de llaves de aikido para volver a confinarlo en su celda acolchada.

FIN.

Me descubriste Riddik, creo que tù eras uno de los dos ciclaos, por eso sabes bien la historia.

Había una vez una chica con una identidad indefinida, poco inteligente, sin talento y poco atractiva, su mayores problemas era su timidez, unos locos pensamientos que la atormentaban por una loca enfermedad llamada TOC (trastorno Obsesivo Compulsivo) y su pinta de niña retraída que hacia que la gente pensara que era media autista, tenia envidia de una chica supertalentosa, que los hombres se fijaban en ella, que salia superbonita en las fotos, mientras la niña "rara" salia con cara de sujeto que se pasó de tragos y que fumó marihuana, la señorita "perfección" tenia un futuro claro, mientras que la chica "retraída"no veía nada en su futuro y ahì sigue esa chica "extraña" desorientada, mientras que la otra sigue con su maravillosa vida.
FIN

La sorpresa con sorpresa

Hoy, regresando del baño al aula, a la hora del recreo, vì en una de las mesas del salòn un voluminoso libro, me acerque a èl y pesaba como un gato muerto. Leì el titulo y me gustò, espere a que todos regresaran del recreo para ver de quièn era, pero nadie lo recogiò.

Una vez llegada la salida espere a que todos se fueran y lo cogì, le dì una ojeada y se veìa prometedor, "mas te vale ser bueno hijo de mil putas, si quieres que te cargue todo el camino, porque pesas mas que los cojones de un dinosaurio" pensè en mis adentros.

Una vez en casa, comence a leerlo en orden desordenado hasta que llegue a una hoja con sorpresa, pues encontre un billete de 50 euros y una tarjeta que decìa: "Los libros siempre valen mas de lo que cuestan, asi como los discos y otros vehiculos artisticos. El unico oro que no brilla es el tiempo, pero tambien es el mas valioso, aprovechalo. Estò lo aprendì leyendo este libro. Forma parte de aquello que es "Lo mas inmortal que puede hacer un mortal"