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Y ahora qué.
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Flora
una persona
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Semoz
SUNNE
kali2copio
Intrigado
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Y ahora qué.
Eres adulto pero no puedes ejercer como tal porque te encallaste en su momento. No hay vuelta atrás, no hay segundas oportunidades para vidas como la tuya. No tienes ningún problema mental, al contrario, te consideras emocionalmente maduro. Solamente padeces un tipo de desventaja extraña, muy poco habitual. Eres alguien competente, pero te falta aprender a andar, y ya nadie te va enseñar. Nunca has recibido una ayuda que te haya sido útil, pero estás obligado a seguir esperándola.
El tipo de ayuda que necesitas es la de un compañero, no la de un terapeuta o mentor. Alguien que te haga algún favor por primera vez, alguien que haya estado en tu lugar y haya podido solventar esos obstáculos. Todo lo que podías hacer desde la soledad, ya lo has hecho. Es lo que llevas haciendo desde que tienes uso de razón: esforzarte al máximo dentro de aquello que puedes, que siempre fue poco. Nadie se preocupó de que ensancharas tu campo de actuación: te prometieron que con lo que hacías bastaba. Ves que, mientras te decían esto, ellos hacían justamente lo contrario.
Los que considerabas amigos te van fallando uno a uno. Te preguntas si nunca lo fueron. Los que todavía siguen ahí es porque algo les aportas, pero nunca ejercerán la reciprocidad. Si pides tu parte de la relación, se lavan las manos y se van. Los pocos que te quieren de verdad, los más antiguos, no te pueden aportar nada; de poder ya lo habrían hecho des del primer día. Que te toleren en sus vidas es una señal de lo poco que tienen a su alcance. De repente te sientes completamente solo. No es ninguna novedad, es lo que has sentido siempre, pero te prometieron que si algún día querías bajar te acogerían. Era mentira. Te abandonaron.
Tus desesperaciones son pasajeras porque sabes que no te las puedes permitir. No tienes ningún lugar al que volver, no hay ninguna partida guardada ni morada en la que recuperarte mágicamente. No hay nadie que vaya a cudiar de ti. Ni deprimirte puedes, como hace cualquiera, pues nadie te va a recoger. Y si alguien lo fuera a hacer sería para engrosar la factura con la que exigirte algo a cambio después. No te puedes drogar porque eres una persona propensa a la adicción. Hay que aguantar el dolor. El cuerpo se resiente de este estrés, envejeces más rápido que los demás.
Has confiado siempre en los demás. Has sido amable y trabajador, lo has dado todo en los pocos lugares en los que has estado. Tienes la convicción que eso es lo correcto. Siempre has tratado de aportar cosas a cambio de nada porque crees en los vínculos y en las personas. Ahora ves que te han estado tomando el pelo toda la vida. Ves que los que se compadecen de ti lo hacen para fortalecer una relación que solamente les beneficia a ellos. Van a pedirte ese crédito a la mínima, solamente miran por lo que a ellos les conviene. Dicen que te quieren pero la verdad es que solamente se quieren a ellos mismos. Ejercen el chantaje emocional de una forma suave.
Eres una persona demasiado leal. Es prácticamente imposible encontrar a alguien que diga una mala palabra de ti: los únicos que te repudian son aquellos para quién no quisiste bailar. Ves que eso no compensa, pues eres el que está peor de todos. Nadie te devolvió nada de todo eso, nunca hubo reciprocidad en ninguna de las relaciones que has experimentado en la vida. Si tratas con alguien cuya vida ya está articulada, se aprovecha de ti, pues tu fidelidad e indefensión son una tentación demasiado grande. Para los demás no eres una persona, eres un objeto.
La gente que te conoce te dice que eres alguien competente. Te lo han dicho toda la vida, y aún desde la evidencia de tu desgracia, son palabras que se llevan a la boca: nadie quiere reconocer tu realidad porque les delata. Que te digan que eres competente no es un elogio, es la forma maquillada de decirte que no mereces la ayuda que dices necesitar, que las únicas personas que merecen ayuda son aquellas que son realmente desgraciadas. Tú no lo eres lo bastante por haber nacido donde naciste y como naciste; lo que te condena son las cosas que nadie puede escoger. No, no eres competente. Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice. Pero, ¿qué más da? Lo que llevas viendo a a tu alrededor, a cada año más acentuado, es que lo que se premia es la incompetencia.
El amigo al que siempre le han sacado las castañas del fuego insiste en pagarte la cena en el restaurante caro, a la cual te has visto obligado a atender por mantener algún contacto. El que no fue nunca capaz de estudiar, el que cuando se droga demasiado trata mal a las mujeres; el que se gastaba en un fin de semana tu presupuesto de tres meses, y que empezó varios estudios pero nunca terminó ninguno. Ahora tiene un trabajo bien remunerado. Un trabajo por el que no tiene que mostrar ninguna competencia: simplemente debe presentarse y cobrar a fin de mes. Tienes que aguantar sus insolencias, porque es y siempre será alguien más poderoso que tú, un psicópata de fácil ofender que te podría condenar todavía más si le fueras insinuar alguna de sus indecencias. Ves que llevar una vida estable depende exclusivamente de la familia en la que naciste, la escuela a la que fuiste, o los amigos que tuviste. Ellos creen que son mejores que tú, pero les ha venido todo dado. Y lo peor es que se lo creen de verdad, que lo que tiene cada uno es lo que se merece. Les gusta verte acabado porque siempre te tuvieron envidia: tenías alguna cosa que ellos nunca podrían comprar para sí mismos.
Y ahora qué. Ahora te jodes. Ahora contemplas como disfrutan paseando sus logros por tu cara. Ahora te tragas el orgullo porque de sacarlo les satisfacerías. Ahora pones buena cara porque dependes más que nunca de su caridad. Ahora aguantas su descaro porque hay que maximizar las pocas probabilidades de que aparezca ese golpe de suerte que nunca has tenido. Ahora te exiges más que nunca, porque ahora estás peor que nunca. Ahora tampoco hay descanso. Para ti nunca lo habrá.
El tipo de ayuda que necesitas es la de un compañero, no la de un terapeuta o mentor. Alguien que te haga algún favor por primera vez, alguien que haya estado en tu lugar y haya podido solventar esos obstáculos. Todo lo que podías hacer desde la soledad, ya lo has hecho. Es lo que llevas haciendo desde que tienes uso de razón: esforzarte al máximo dentro de aquello que puedes, que siempre fue poco. Nadie se preocupó de que ensancharas tu campo de actuación: te prometieron que con lo que hacías bastaba. Ves que, mientras te decían esto, ellos hacían justamente lo contrario.
Los que considerabas amigos te van fallando uno a uno. Te preguntas si nunca lo fueron. Los que todavía siguen ahí es porque algo les aportas, pero nunca ejercerán la reciprocidad. Si pides tu parte de la relación, se lavan las manos y se van. Los pocos que te quieren de verdad, los más antiguos, no te pueden aportar nada; de poder ya lo habrían hecho des del primer día. Que te toleren en sus vidas es una señal de lo poco que tienen a su alcance. De repente te sientes completamente solo. No es ninguna novedad, es lo que has sentido siempre, pero te prometieron que si algún día querías bajar te acogerían. Era mentira. Te abandonaron.
Tus desesperaciones son pasajeras porque sabes que no te las puedes permitir. No tienes ningún lugar al que volver, no hay ninguna partida guardada ni morada en la que recuperarte mágicamente. No hay nadie que vaya a cudiar de ti. Ni deprimirte puedes, como hace cualquiera, pues nadie te va a recoger. Y si alguien lo fuera a hacer sería para engrosar la factura con la que exigirte algo a cambio después. No te puedes drogar porque eres una persona propensa a la adicción. Hay que aguantar el dolor. El cuerpo se resiente de este estrés, envejeces más rápido que los demás.
Has confiado siempre en los demás. Has sido amable y trabajador, lo has dado todo en los pocos lugares en los que has estado. Tienes la convicción que eso es lo correcto. Siempre has tratado de aportar cosas a cambio de nada porque crees en los vínculos y en las personas. Ahora ves que te han estado tomando el pelo toda la vida. Ves que los que se compadecen de ti lo hacen para fortalecer una relación que solamente les beneficia a ellos. Van a pedirte ese crédito a la mínima, solamente miran por lo que a ellos les conviene. Dicen que te quieren pero la verdad es que solamente se quieren a ellos mismos. Ejercen el chantaje emocional de una forma suave.
Eres una persona demasiado leal. Es prácticamente imposible encontrar a alguien que diga una mala palabra de ti: los únicos que te repudian son aquellos para quién no quisiste bailar. Ves que eso no compensa, pues eres el que está peor de todos. Nadie te devolvió nada de todo eso, nunca hubo reciprocidad en ninguna de las relaciones que has experimentado en la vida. Si tratas con alguien cuya vida ya está articulada, se aprovecha de ti, pues tu fidelidad e indefensión son una tentación demasiado grande. Para los demás no eres una persona, eres un objeto.
La gente que te conoce te dice que eres alguien competente. Te lo han dicho toda la vida, y aún desde la evidencia de tu desgracia, son palabras que se llevan a la boca: nadie quiere reconocer tu realidad porque les delata. Que te digan que eres competente no es un elogio, es la forma maquillada de decirte que no mereces la ayuda que dices necesitar, que las únicas personas que merecen ayuda son aquellas que son realmente desgraciadas. Tú no lo eres lo bastante por haber nacido donde naciste y como naciste; lo que te condena son las cosas que nadie puede escoger. No, no eres competente. Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice. Pero, ¿qué más da? Lo que llevas viendo a a tu alrededor, a cada año más acentuado, es que lo que se premia es la incompetencia.
El amigo al que siempre le han sacado las castañas del fuego insiste en pagarte la cena en el restaurante caro, a la cual te has visto obligado a atender por mantener algún contacto. El que no fue nunca capaz de estudiar, el que cuando se droga demasiado trata mal a las mujeres; el que se gastaba en un fin de semana tu presupuesto de tres meses, y que empezó varios estudios pero nunca terminó ninguno. Ahora tiene un trabajo bien remunerado. Un trabajo por el que no tiene que mostrar ninguna competencia: simplemente debe presentarse y cobrar a fin de mes. Tienes que aguantar sus insolencias, porque es y siempre será alguien más poderoso que tú, un psicópata de fácil ofender que te podría condenar todavía más si le fueras insinuar alguna de sus indecencias. Ves que llevar una vida estable depende exclusivamente de la familia en la que naciste, la escuela a la que fuiste, o los amigos que tuviste. Ellos creen que son mejores que tú, pero les ha venido todo dado. Y lo peor es que se lo creen de verdad, que lo que tiene cada uno es lo que se merece. Les gusta verte acabado porque siempre te tuvieron envidia: tenías alguna cosa que ellos nunca podrían comprar para sí mismos.
Y ahora qué. Ahora te jodes. Ahora contemplas como disfrutan paseando sus logros por tu cara. Ahora te tragas el orgullo porque de sacarlo les satisfacerías. Ahora pones buena cara porque dependes más que nunca de su caridad. Ahora aguantas su descaro porque hay que maximizar las pocas probabilidades de que aparezca ese golpe de suerte que nunca has tenido. Ahora te exiges más que nunca, porque ahora estás peor que nunca. Ahora tampoco hay descanso. Para ti nunca lo habrá.
Intrigado- Miembro habitual
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Humor : UHT
Tengo : Ansiedad
Re: Y ahora qué.
No hay más soledad que la de estar rodeado de falsos amigos.
Pienso que te haces daño en compañía de gente que no te valora. Aunque: ¿todo el mundo te ha fallado?
Una de dos, o te has rodeado de gente equivocada o algo a la hora de escoger tu círculo de amistades no funciona: ¿qué es lo que no funciona?
Lamentarte sobre el mundo no te va a servir de nada, porque el mundo no se va a parar por tu pena, ni por la mía, ni por la de nadie.
Aunque lo que has escrito supongo que es un escrito de desahogo y hacer eso está bien.
Pienso que te haces daño en compañía de gente que no te valora. Aunque: ¿todo el mundo te ha fallado?
Una de dos, o te has rodeado de gente equivocada o algo a la hora de escoger tu círculo de amistades no funciona: ¿qué es lo que no funciona?
Lamentarte sobre el mundo no te va a servir de nada, porque el mundo no se va a parar por tu pena, ni por la mía, ni por la de nadie.
Aunque lo que has escrito supongo que es un escrito de desahogo y hacer eso está bien.
kali2copio- Admin
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Re: Y ahora qué.
Nunca te has rodeado de nadie, no has tenido nunca la oportunidad de hacerlo. Quienes todavía están a tu alrededor aquellos de los que no te puedes desprender, y aquellos que no se pueden desprender de ti.
Todos los demás, incluso aquellos con mejores intenciones, te han utilizado según les ha convenido. Con buenas intenciones no basta en la vida: con buenas intenciones puedes hacer, también, mucho daño a los demás. Muchos de ellos tenían buenas intenciones, y debido a la extravagancia de tu situación, el trato que con los otros sería normal se conviertía en insultante para ti. Viven rodeados de gente autosuficiente, pero tú nunca lo fuiste. Exigir un nivel de respeto y escucha fuera de aquél al que están acostumbrados es una intrusión en su rígida vida. Te han exigido de todo de una forma humanamente imposible, mientras ellos cometían errores en tu cara día sí día también. El día que has bajado el listón, el día que has bajado, has sido repudiado. El día que has reprochado a alguien que está siendo injusto contigo, has sido tachado de loco.
Lamentarte sobre el mundo te es contraproducente: te van a tomar por un victimista. Vives en un mundo donde, por algún extraño motivo, se ha instaurado en la sociedad la idea de que no hay víctimas, de que cualquier cosa que te pase es culpa tuya. Desde encima de sus esquís, haciendo cosas a las que tú nunca te has podido ni acercar, se llenan la boca para decirte que no te victimices; luego se ponen las gafas de sol y se van montaña abajo en sus abrigos y sus coches. Ni esto te puedes permitir pues, lamentarte, pues siempre hay alguien con la vara apunto de azotarte por haberte querido sentar con los demás a descansar. Eres un esclavo.
Todos los demás, incluso aquellos con mejores intenciones, te han utilizado según les ha convenido. Con buenas intenciones no basta en la vida: con buenas intenciones puedes hacer, también, mucho daño a los demás. Muchos de ellos tenían buenas intenciones, y debido a la extravagancia de tu situación, el trato que con los otros sería normal se conviertía en insultante para ti. Viven rodeados de gente autosuficiente, pero tú nunca lo fuiste. Exigir un nivel de respeto y escucha fuera de aquél al que están acostumbrados es una intrusión en su rígida vida. Te han exigido de todo de una forma humanamente imposible, mientras ellos cometían errores en tu cara día sí día también. El día que has bajado el listón, el día que has bajado, has sido repudiado. El día que has reprochado a alguien que está siendo injusto contigo, has sido tachado de loco.
Lamentarte sobre el mundo te es contraproducente: te van a tomar por un victimista. Vives en un mundo donde, por algún extraño motivo, se ha instaurado en la sociedad la idea de que no hay víctimas, de que cualquier cosa que te pase es culpa tuya. Desde encima de sus esquís, haciendo cosas a las que tú nunca te has podido ni acercar, se llenan la boca para decirte que no te victimices; luego se ponen las gafas de sol y se van montaña abajo en sus abrigos y sus coches. Ni esto te puedes permitir pues, lamentarte, pues siempre hay alguien con la vara apunto de azotarte por haberte querido sentar con los demás a descansar. Eres un esclavo.
Intrigado- Miembro habitual
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Re: Y ahora qué.
Cuando hablas de quienes no se pueden desprender ni tú de ellos, ¿te refieres a familiares?Intrigado escribió:Nunca te has rodeado de nadie, no has tenido nunca la oportunidad de hacerlo. Quienes todavía están a tu alrededor aquellos de los que no te puedes desprender, y aquellos que no se pueden desprender de ti.
El infierno está lleno de buenas intenciones y el cielo de buenas obras.Intrigado escribió:Todos los demás, incluso aquellos con mejores intenciones, te han utilizado según les ha convenido. Con buenas intenciones no basta en la vida: con buenas intenciones puedes hacer, también, mucho daño a los demás.
Pero todos sin excepción te utilizaron? Al menos, intentaron ayudarte, aún sin resultados Y tú a ellos, conseguiste ayudarles?
Si están rodeados de gente autosuficiente y consideras que tú no lo eres, entonces ¿por qué se acercaban a ti?Intrigado escribió:Muchos de ellos tenían buenas intenciones, y debido a la extravagancia de tu situación, el trato que con los otros sería normal se conviertía en insultante para ti. Viven rodeados de gente autosuficiente, pero tú nunca lo fuiste. Exigir un nivel de respeto y escucha fuera de aquél al que están acostumbrados es una intrusión en su rígida vida.
¿Por qué era insultante para ti el trato que con los otros sería normal?
Quizás son los demás los que están locos y tú eres el cuerdo. No siempre somos nosotros los problemáticos, por más que la sociedad o los demás se empeñen en señalarnos.Intrigado escribió:Te han exigido de todo de una forma humanamente imposible, mientras ellos cometían errores en tu cara día sí día también. El día que has bajado el listón, el día que has bajado, has sido repudiado. El día que has reprochado a alguien que está siendo injusto contigo, has sido tachado de loco.
Que te tomen por lo que quieran, ellos también se quejan de sus cosas y acaso ¿se tomarán por victimistas a sí mismos?Intrigado escribió:Lamentarte sobre el mundo te es contraproducente: te van a tomar por un victimista.
Y los demás, asumen su culpa? Es fácil dejar la culpa a los otros o decirles, ah eso, te pasa porque tuú te lo has buscado. Pero ese mismo que dice eso, asume que sus errores son el resultado de sus malas decisiones? Creo que más que una sociedad en la que no hay víctimas, es una sociedad hipócrita en la que las personas se exculpan de todo error.Intrigado escribió:Vives en un mundo donde, por algún extraño motivo, se ha instaurado en la sociedad la idea de que no hay víctimas, de que cualquier cosa que te pase es culpa tuya.
O eres libre. ¿Escogiste no hacer lo mismo que hacen ellos?Intrigado escribió:Desde encima de sus esquís, haciendo cosas a las que tú nunca te has podido ni acercar, se llenan la boca para decirte que no te victimices; luego se ponen las gafas de sol y se van montaña abajo en sus abrigos y sus coches. Ni esto te puedes permitir pues, lamentarte, pues siempre hay alguien con la vara apunto de azotarte por haberte querido sentar con los demás a descansar. Eres un esclavo.
kali2copio- Admin
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Re: Y ahora qué.
Estoy con muchísima ansiedad y sin disponibilidad de hablar con las personas que consiguen distraerme, así que voy a responder a este interrogatorio aunque lo considere fuera de lugar.
Aprovecho por recordar que el botón de cita rápida es nuestro amigo.
En cualquier interacción humana subyace la utilización del otro. Cuando la utilización es mútua y equilibrada, que es lo normal, el resultado es positivo. Pero cuando alguien trata con otra persona siendo consciente de que no le va a aportar nada es cuando empiezan los conflictos. No recuerdo los detalles pero, según tengo entendido, el Corán interpreta todos los pecados bajo la idea del robatorio. La estafa es robar dinero, el adulterio es robar la dignidad, el asesinato es robar la vida.
De todas formas no es lo mismo ayudar, que auxiliar, que hacer un favor. Ayudar de verdad es muy difícil en según qué casos.
Yo no considero que no sea autosuficiente, es que no lo soy. Alguien que no sabe cuidar de sí mismo aun pasando de largo la mayoría de edad, y que encima no se gana la vida, no es alguien autosuficiente. Pero parece que eso no es impedimiento por seguir pidiéndome cosas a cambio de nada, antes lo contrario, lo favorece. Las personas creen que te están haciendo un favor, dándote tareas para que te distraigas, como se hace con los abuelos. O a lo mejor lo que obtengo a cambio de eso, siendo sumiso, es seguir sabiendo algo de esas personas, pues está claro que el día que dices que no, dejas de saber de ellos.
De todas formas, las personas que no han conocido o apenas se han acercado al lado oscuro de la realidad no saben tratar con personas con problemas. A nadie se le ocurre que alguien que tuviera un amigo paraplégico le fuera a invitar a hacer actividades que requieren piernas. Véase esto.
Por otra parte, ni sé ni me importa lo que haga cada uno consigo mismo, pues no tiene ninguna relevancia sobre mi persona.
Ahora, podríamos dejar de pretender que mi percepción es errónea y tratar de comprender, llanamente, la cantidad de estrés con la que llevo cargando desde que tengo uso de razón? Gracias.
Aprovecho por recordar que el botón de cita rápida es nuestro amigo.
A familiares, a amigos, a compañeros, a jefes, a vecinos, a conciudadanos. Hay personas para quienes el mundo es muy pequeño.kali2copio escribió:Cuando hablas de quienes no se pueden desprender ni tú de ellos, ¿te refieres a familiares?
Por supuesto que no. De aquellos para los que yo no era de ningún uso ya no sé nada.kali2copio escribió:Pero todos sin excepción te utilizaron?
En cualquier interacción humana subyace la utilización del otro. Cuando la utilización es mútua y equilibrada, que es lo normal, el resultado es positivo. Pero cuando alguien trata con otra persona siendo consciente de que no le va a aportar nada es cuando empiezan los conflictos. No recuerdo los detalles pero, según tengo entendido, el Corán interpreta todos los pecados bajo la idea del robatorio. La estafa es robar dinero, el adulterio es robar la dignidad, el asesinato es robar la vida.
Y cuál es el resultado de una buena intención fallida? Sentimiento de culpabilidad para uno y sentimiento de inutilidad para el otro. Yo tengo que cargar con hacer sufrir a personas que me quieren y que quiero, y ellos tienen que cargar con el sufrimiento de saberse incapaces de ayudar. En qué piensas que se basan los actos de caridad, sino en la explotación de los sentimientos inherentes a poner de lado dos seres humanos que no tienen nada en común?kali2copio escribió: Al menos, intentaron ayudarte, aún sin resultados
Esa pregunta es demasiado amplia, y de todas tendrías que preguntarle a cada uno, por separado, si yo conseguí ayudarle alguna vez.kali2copio escribió:Y tú a ellos, conseguiste ayudarles?
De todas formas no es lo mismo ayudar, que auxiliar, que hacer un favor. Ayudar de verdad es muy difícil en según qué casos.
Eso ya lo explicaba el escrito. La gente que hay a mi alrededor es la que siempre hubo. No se acercaron a mí: siempre estuvieron ahí. La família no se escoge y los compañeros de la educación que nos es obligatoria y comuna tampoco. Los que todavía están ahí es porque todavía no se han ido, y los que deciden quedarse es porque no tienen donde ir.kali2copio escribió:Si están rodeados de gente autosuficiente y consideras que tú no lo eres, entonces ¿por qué se acercaban a ti?
Yo no considero que no sea autosuficiente, es que no lo soy. Alguien que no sabe cuidar de sí mismo aun pasando de largo la mayoría de edad, y que encima no se gana la vida, no es alguien autosuficiente. Pero parece que eso no es impedimiento por seguir pidiéndome cosas a cambio de nada, antes lo contrario, lo favorece. Las personas creen que te están haciendo un favor, dándote tareas para que te distraigas, como se hace con los abuelos. O a lo mejor lo que obtengo a cambio de eso, siendo sumiso, es seguir sabiendo algo de esas personas, pues está claro que el día que dices que no, dejas de saber de ellos.
Por la excepcionalidad de mi situación. Todavía tengo que conocer a alguien que haya vivido mis mismas circunstancias.kali2copio escribió:¿Por qué era insultante para ti el trato que con los otros sería normal?
De todas formas, las personas que no han conocido o apenas se han acercado al lado oscuro de la realidad no saben tratar con personas con problemas. A nadie se le ocurre que alguien que tuviera un amigo paraplégico le fuera a invitar a hacer actividades que requieren piernas. Véase esto.
La locura es una interpretación subjetiva del otro basada en el desconocimiento y/o incomprensión de su realidad. Yo no tengo ninguna necesidad de considerar que los otros están locos, ni creo que sea buena idea hacerlo. Cada uno hace lo que puede.kali2copio escribió:Quizás son los demás los que están locos y tú eres el cuerdo. No siempre somos nosotros los problemáticos, por más que la sociedad o los demás se empeñen en señalarnos.
No, que me tomen por lo que quieran no, porque cuando dependes de otras personas, como hace la mayoría de la humanidad, bien sea la família, el jefe, o el Estado, es importante que los que van a decidir si beneficiarte o perjudicarte tengan una buena percepción de ti. Hacerse el rebelde es muy guay si eres hijo de padres burgeses, o es una opción real si tu personalidad se ajusta a ese tipo de vida y estás dispuesto a dormir al raso o ir a la cárcel. No es mi caso.kali2copio escribió:Que te tomen por lo que quieran, ellos también se quejan de sus cosas y acaso ¿se tomarán por victimistas a sí mismos?
Por otra parte, ni sé ni me importa lo que haga cada uno consigo mismo, pues no tiene ninguna relevancia sobre mi persona.
Aquí cito el contexto original porque lo que quería decir es que se ha instaurado en la sociedad la idea de que no hay víctimas, de que la sociedad en la que vivimos no causa víctimas y si las hay es que ellas se lo han buscado, cuando almenos en España y EEUU (desconozco el caso de otros países pero es para mencionar el nuestro y el país más grande de occidente), ya hay más muertos por suicidios que por accidentes de tráfico. Los sin techo se lo han buscado, los sin trabajo se lo han buscado, las que son madres sin quererlo se lo han buscado, incluso los muertos se lo tienen merecido. Víctimas de la sociedad haylas y muchas.kali2copio escribió:Y los demás, asumen su culpa? Es fácil dejar la culpa a los otros o decirles, ah eso, te pasa porque tuú te lo has buscado. Pero ese mismo que dice eso, asume que sus errores son el resultado de sus malas decisiones? Creo que más que una sociedad en la que no hay víctimas, es una sociedad hipócrita en la que las personas se exculpan de todo error.Intrigado escribió:Vives en un mundo donde, por algún extraño motivo, se ha instaurado en la sociedad la idea de que no hay víctimas, de que cualquier cosa que te pase es culpa tuya.
Como dije, yo no pude escoger nunca. Todo lo que he tuve, de lo que me queda poco, me lo encontré o fue fruto del azar.kali2copio escribió:O eres libre. ¿Escogiste no hacer lo mismo que hacen ellos?
Ahora, podríamos dejar de pretender que mi percepción es errónea y tratar de comprender, llanamente, la cantidad de estrés con la que llevo cargando desde que tengo uso de razón? Gracias.
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Re: Y ahora qué.
Pero a veces llueve a gusto de algunos.
No es mi caso, todavía tengo que ver llover a mi gusto.
No es mi caso, todavía tengo que ver llover a mi gusto.
Intrigado- Miembro habitual
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Re: Y ahora qué.
Mejor?
Intrigado- Miembro habitual
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Re: Y ahora qué.
¿Estás mejor?Intrigado escribió:Estoy con muchísima ansiedad
kali2copio- Admin
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