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Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 Gente_11


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Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo"

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14072014

Mensaje 

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fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/06/actualidad/1328534555_897603.html

¿Qué pensaría usted si alguien le dijese que puede sacarle de su propio cuerpo y trasladarle al de una muñeca Barbie? Desde luego no se lo tomaría en serio, y creería que se trata de algún truco o juego de magia. Pues ya puede empezar a pensar de otro modo porque, por increíble que le parezca, eso es lo que son capaces de conseguir un grupo de neurocientíficos del instituto Karolinska de Estocolmo. Sin drogas ni manipulaciones perjudiciales para el organismo, han demostrado que cualquiera de nosotros puede sentirse ubicado en un cuerpo, natural o artificial, diferente al suyo propio.

El asunto es más alucinante porque la percepción que tenemos de estar ubicados en nuestro propio cuerpo es tan poderosa que rara vez nos planteamos cómo es eso posible. Esa percepción es extraordinariamente coherente en relación con el mundo en el que vivimos. Cuando nos desplazamos de un lugar a otro nuestra mente viaja con nuestro cuerpo, encerrada en él, como su prisionera permanente, eterna. Los movimientos y disposiciones de nuestro cuerpo y sus partes sintonizan bien entre ellas y en relación con los objetos del mundo. Alargamos el brazo y la mano que sentimos como propios para coger una fruta del frutero o los retiramos convenientemente de un lugar donde pudieran sufrir algún daño. No concebimos como natural el que nuestra mente pudiera sentirse en un sitio diferente al de nuestro cuerpo, es decir fuera de él. Pero lo cierto es que la percepción que tenemos de nosotros mismos y nuestro cuerpo la crea el cerebro y eso debe de hacerlo de algún modo por el que los científicos se han preguntado.

En el Instituto Karolinska, Henrik Ehrsson y otros investigadores lo han descubierto. Cuidadosos e inteligentes experimentos con personas y objetos como maniquíes y muñecos han puesto de manifiesto que el cerebro crea la percepción de ubicación en nuestro cuerpo y sus límites combinando los diferentes estímulos sensoriales que recibimos, particularmente los visuales y somáticos, y estableciendo una relación sincrónica y coherente entre ellos. Modificando artificialmente esos estímulos en el laboratorio los científicos han demostrado que cualquier persona puede trocar la ilusión de pertenecer a su propio cuerpo por la de estar ubicado en otro diferente, sea natural o artificial.

Cualquier persona puede tener la ilusión de estar fuera de sí misma
Su dispositivo consiste en unos visores que permiten que el sujeto experimental visualice imágenes distantes de él mismo tomadas con cámaras de video. El experimentador, durante unos 4 minutos, va tocando el pecho del sujeto con un pequeño bastón de plástico y simultáneamente con otro bastón hace el simulacro de tocar el pecho virtual que el sujeto está viendo a través de los visores.

En esas circunstancias la mente cambia y el sujeto se percibe a sí  mismo en la distancia, más allá de donde realmente está su cuerpo, es decir, se percibe tal como lo capta en ese momento la cámara de video situada tras él. Vive sin vivir en él, podríamos decir, parafraseando a santa Teresa.

Pero la experiencia es aún más impresionante, pues cuando el experimentador hace el simulacro de golpear con un martillo el cuerpo virtual, el sujeto siente el mismo miedo que cuando la amenaza se cierne sobre su cuerpo real.

Recientemente, Ehrsson ha ido más lejos al conseguir mediante procedimientos similares que la mente del sujeto experimental se sienta trasladada al cuerpo de otra persona, al de una pequeña muñeca Barbie, o al de un maniquí gigante. La ilusión se parece tanto a la realidad que cuando los participantes en el experimento sintieron el pequeño cuerpo de la muñeca como el suyo propio percibían los objetos circundantes como más grandes y lejanos, es decir, sentían como gigantes los dedos o el lápiz que tocaba las piernas de la muñeca, en esa situación percibidas como las suyas propias.

El trabajo puede ayudar a los amputados a manejar sus prótesis
Algunos participantes ni siquiera se dieron cuenta del extremadamente pequeño tamaño del cuerpo de la muñeca y lo único que al parecer sintieron fue estar localizados en un mundo de gigantes. Eso significa que el tamaño que percibimos de nuestro propio cuerpo nos sirve de referencia métrica para evaluar el tamaño y las distancias de nuestro entorno, y explica también la común experiencia de sentir como más pequeños de lo que recordamos los lugares y objetos de nuestra infancia cuando los volvemos a visitar de mayores, es decir, con un cuerpo de mayor tamaño.

Aparte de su interés científico, estos experimentos pueden permitir el desarrollo de técnicas para facilitar la asimilación de prótesis en personas que hayan sufrido amputaciones, o para conocer la perspectiva del mundo desde agentes virtuales o reales. De ese modo, un cirujano puede mejorar su rendimiento sintiendo la ilusión de estar ubicado en un microrobot que practica la cirugía en el cuerpo de un paciente, un policía desactivaría más fácilmente una bomba sintiéndose ubicado en el robot que lo hace, y un ingeniero haría lo propio sintiéndose ubicado en el robot que trata de hacer las reparaciones necesarias en zonas radiactivas o peligrosas tras accidentes nucleares o desastres ecológicos. Tales ilusiones perceptivas podrían ayudar a mejorar el control y la eficacia de dichos trabajos, superando en ello a los controladores remotos clásicos.

La ciencia del cerebro no deja pues de sorprendernos.
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Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" :: Comentarios

Intrigado

Mensaje Jue 17 Jul 2014, 20:09 por Intrigado

Intrigado escribió:Por eso las actrices de cierto tipo de porno acostumbran a medir menos de 1,60.

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humana

Mensaje Jue 17 Jul 2014, 20:16 por humana

Lo de la altura ha quedado claro. Y por eso en enlace que puse dice promedio 1,69 metros de altura  Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 635308 

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Intrigado

Mensaje Jue 17 Jul 2014, 20:22 por Intrigado

No, en ese enlace sale un promedio de TODO el porno. Yo hablaba de porno específico, donde la altura es inferior por una parte y superior por la otra. Incluso creo que fui generoso con el 1.60.

Qué más da, este no era el tema.

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humana

Mensaje Jue 17 Jul 2014, 20:29 por humana

Ah, vale, es verdad has dicho "cierto", tampoco pienso indagar en el tema Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 635308

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humana

Mensaje Jue 07 Ago 2014, 22:23 por humana

No no, siguen sin interesarme los gustos pornográficos de todos  LAUGH 

Pero en mis vacas vi por la noche un documental, creo que los ángeles y la ciencia y me acordé mucho, porque, creo a pesar de ser más antiguó el experimento, fue con simples espejos y una mano postiza, lo comprendí mucho mejor.

El resumen: sería como una accidental y excesiva comunicación entre los dos hemisferios.
Si se explica bien hasta cabe en twitter Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 635308

Lo que no me explico, es como no está disponible ahora el documental... por restricción de derechos, o sea a favor de morir incultos... A ver si sabéis buscar con más gracias que yo.
Docufilia - Los ángeles y la ciencia

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Intrigado

Mensaje Vie 08 Ago 2014, 17:22 por Intrigado

Gracias por el aporte humana.

En la web de RTVE dice que estaba disponible hasta el 29 de Julio... No he sido capaz de encontrarlo online mediante un poco de búsqueda, tampoco en VO. Pero al parecer dicho documental está basado en un libro llamado The Angel Effect que viene a hablar de eso que comentas, y no solamente las experienciencias extracorpóreas, sino las experiencias comunes de visualización de otras personas en situaciones de riesgo o estrés extremos que el autor ya trataba en su antiguo libro best-seller El tercer hombre (que nada tiene que ver con la película  gotamini ), donde trataba la común experiencia de alucinación de una "persona que ayuda" en situaciones de riesgo extremo o gran estrés. Podría ser una lectura interesante, me pregunto si tendrá elementos en común con los amigos imaginarios que tienen algunos niños.




Voy a aprovechar por aclarar un poco el barullo que yo mismo me monté en este hilo en su día, que hay algo que justamente me ocurrió ayer y que me hizo pensar en el tema. Que el hilo haya sido reflotado justamente hoy, me viene que ni pintado.

Se trata de retomar un poco lo tema del Trastorno dismórfico corporal (nombre nuevo por lo que por estos lares siempre conocimos como dismorfofobia, o como algunos decíamos erróneamente, dismorfobia  Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 771449 ) que mencionaba humana si tenía que ver con lo del artículo o no, y yo dije que no creía, pero ahora lo he pensado mejor y creo que en parte sí tiene que ver ya que es un tema de percepción en su totalidad, y esa una de las muchas partes del todo que la conforma. Como decía planeta errante, cuando nos sentimos intimidados nos percibimos más pequeños, o cuando respetamos a alguien lo percibimos más grande de lo que es. A partir de premisas así hay que aceptar que todo es posible. Por si fuera poco, y como todos sabemos, los complejos y problemas derivados del físico de uno (o del de los demás) es uno de los temas que nos llevan a tener problemas para relacionarnos y, al final, nos pueden llevar a este tipo de foro, puesto que no son pocas las consecuencias sociales y diferencias en la experiencia vital de lo que es "ser feo" o "ser guapo". Es por eso que yo siempre he creído que es muy importante tratar rigurosamente el tema de los complejos, alejándose de la ridícula y enfermiza* reducción un todo o nada tan absurdo y arbitrario como querer fijar que hay una línea a partir de la cual se es válido o inválido.

*Enfermiza sin carga peyorativa, enfermiza como referencia a la presencia de un trastorno y, por lo tanto, a la necesidad de ayuda externa.


Al tema. En mi opinión, recogiendo el tema que planteaba el artículo, podríamos distinguir entre dos direcciones a la hora de hablar de percepción visual: las medidas del mundo en función de como percibimos nuestro cuerpo, y como percibimos nuestro cuerpo en función de las medidas del mundo. Ambas direcciones se presentan a la vez, por supuesto, de forma que si las dos son negativas o positivas se suman, mientras que si una es positiva y la otra negativa se vendrían a anular en mayor o menor mesura. En términos corporales: si yo soy bajito en un mundo de personas altas, y me siento influido por la conciencia de esa norma, soy dos veces más bajito de lo que en realidad soy, mientras que si yo soy bajito pero no me dejo influenciar por el mundo, me sentiré menos bajito pese a que siga siéndolo. Y sin querer hemos ido a parar a la dicotomía del ser y el sentir, mira tú por donde.

Pero abandonemos por un momento la filosofía y la psicología para seguir hablando de la percepción cerebral que a casi todos nos es común, a los fenómenos que están científicamente demostrados. En un lado tenemos, entonces, el tema de qué es grande y qué es pequeño en función de cuanto de grandes o pequeños somos o nos sentimos nosotros (a lo que hacía referencia el experimento del artículo, el fenómeno del árbol de navidad, y la sensación de pequeñez que comentó planeta errante), mientras que en el otro extremo estaría la medición del mundo independientemente de nosotros, que es qué es grande o pequeño, proporcionado o desproporcionado, estéticamente placentero o repulsivo, harmonioso o disonante, semejante o desemejante, o en términos menos propios de la naturaleza áurica y más propios de las costumbres sociales y culturales, lo que encaja (en los famosos modelos de belleza) y lo que no.

En su momento en este hilo la cabra tiró al monte y aproveché por mencionar el socialmente omnipresente tema de las medidas de los atributos sexuales (el pene en el hombre, los pechos en la mujer). No porque sí, no es que a mí me obsesione el tema (más bien me apasiona todo lo referente a la sexualidad de por sí misma nose), sino que es un hecho contrastado que los hombres sufren por las medidas y/o formas de sus genitales y las mujeres por las medidas y/o formas de sus pechos, independientemente de tener problemas de X tipo, sociales o emocionales, qué más da, pero especialmente de jóvenes, cuando sus atributos no entran dentro de lo que cuela como estándar, y mucho antes de que puedan alcanzar el estado de madurez que les permitirá aceptar y querer el propio cuerpo. Tanto es así que los médicos dicen que las visitas de los chavales al médico preocupados por tenerla pequeña cuando la tienen normal se han triplicado la última década: ahora tenemos una mentirosa vara de medir (internet), que no teníamos antes. Es un tema que da un poco de risa porque refiere a algo que todo el mundo se lleva a la boca y tal (también literalmente  LAUGH ), pero esa risa es la risa del tabú, es la risa carcajeante que acalla y distrae de la preocupación subyacente, que luego surje solamente en nuestra intimidad privada o compartida.

Es por eso que creo que no hay que tomarlo a la ligera: por complejos así muchas personas sufren sin sentido durante lustros o décadas, tanto que algunos llegan a renunciar a tener relaciones por mera desinformación. Vidas enteras de tristeza porque alguien les llenó la cabeza de que si eras virgen a los 30 años ya no vale la pena que te pongas, o porque te dijiste a ti mismo que con ese cuerpo o esa gamba nadie te va a querer. Referirse a toda esta complejidad con el objetivo de querer reducirlo a que existen personas válidas e inválidas, y que encima esto viene de fábrica, es ser no solamente injusto con uno mismo y con los demás, sino menos riguroso que un árbitro español.


Retomando el tema de la percepción, por lo que hace a nuestro sentido de la vista, que como todos sabemos es el que más nos esclaviza, y desde un punto de vista científico (que no filosófico), básicamente ocurre lo siguiente: nuestro sentido de la vista funciona de forma bastante distinta a como lo hace una cámara de vídeo. La luz nos llega a todos más o menos igual a la retina, sí, pero a partir de ahí nuestro cerebro no registra la luz como imagen a tantos FPS y nos la pasa en un cine en el coco, sino que la interpreta a su manera, y claro, la puede interpretar de muchas formas, bien sea según tal y como hemos aprendido a interpretarla, sea deformada por situaciones emocionales, o bien deformada por la presencia de alucinógenos. En otro hilo por aquí enlacé el famosísimo test de atención selectiva, que en este caso viene que ni pintado para explicar lo sorprendente que puede llegar a ser nuestra percepción.

Si el vídeo de la pelota viene a hacernos conscientes de como de importante que es la atención a nuestra percepción, otro de los principios fundamentales de la misma es la interpretación de la realidad mediante la comparación. La inmensa mayoría de animales no saben contar, pero algunos saben aprender a reconocer grupos de hasta 4, pero no porque sepan contar hasta 4, sino porque recuerdan la imagen de qué es 4. Y esto nosotros también lo hacemos cuando vemos una fuente con manzanas: no las contamos una a una, sino que sabemos que son 5 (o 6 o 8, o 10; 7 y 8 son más difíciles porque no podemos reducirlas a pares), y como un delfín, un cerdo, o una rata, sabemos como se representa el número 5 de forma visual: sabemos que es un pentágono, o bien dos pares al lado de un medio. La psicología Gestáltica hace mucho hincapié en este tema de lo reduccionista de la percepción versus lo que creemos de ella (véase las famosas leyes Gestalt de agrupamiento). Y no hablemos ya de Escher y de todos los efectos y trucos visuales varios. Si es que tenemos una prueba tras otra de lo tramposo que es nuestro sentido de la vista, y sin embargo insistimos una y otra vez en que es infalible. Y mientras en los campos de fútbol los líniers siguen confiando en su vista e instinto para ver 2 cosas en un mismo instante, algo técnicamente imposible, en lugar de usar las cámaras como dictaría la lógica y la técnica (y lo alucinante es que algunos profesionales lo hacen imposiblemente bien).

El ejemplo paradigmático y comprobable para todos en la cuestión de comparación de medidas es el de que percibimos el sol o la luna más grandes cuando están saliendo o poniéndose, que no cuando los observamos en nuestra vertical en un día o noche despejadas. Desconozco si ese efecto en sí tiene un nombre asignado (planeta errante lo podría explicar mejor que yo con toda seguridad), pero todos sabemos que estamos igual de lejos tanto del sol como de la luna lo que va de día o de noche. ¿Por qué los vemos tanto más grandes en el horizonte, entonces? Pues resulta que es porque en el horizonte acostumbramos a tener un punto de referencia de algo que sí conocemos y hemos experimentado como grande: una montaña, unos árboles, una ciudad... y si el astro se ve al lado de eso que ya es grande de por sí, tiene que ser enorme. ¡Están siempre igual de lejos, son objetivamente igual de grandes! Y aun así, los percibimos y recordamos como una pelota de ping-pong y una canica. (Vergüenza me da admitir que hasta hace nada creía que las pocas veces que he visto una de esas lunas enormes, bien poniéndose por la mañana o saliendo por la noche, se debía a un fenómeno de superluna. Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 893373 )

A espera de tener una oportunidad personal de comprobarlo, se ve que una forma empírica de anular ese efecto es observarlo al revés, bien sea poniendo la cabeza entre las piernas o bien usando el espejo que mencionaba humana que se usaba en el documental con tal de desvelar ciertos intringulis de la percepción. Si lo vemos al revés, nuestra referencia de lo que es el horizonte y su inmensidad queda momentáneamente anulada para pasar a ver una imagen más o menos abstracta de cosas inconexas, y es entonces que percibimos el astro de una forma más objetiva (mención obligtatoria a los experimentos con gafas espejo). Y lo mismo pasa si usamos un segundo espejo para observarnos a nosotros mismos: si nos hemos acostumbrado a vernos y juzgarnos con una observación directa, cuando experimentamos con una de indirecta nos liberamos parcialmente del embrujo.

Somos muy complejos y lo sabemos, y lo realmente interesante aquí es darse cuenta de como gran parte de esa complejidad biológica que somos se dedica a filtrar la realidad para hacerla más sencilla de lo que es. Y lo más interesante de todo es que si bien hemos evolucionado para simplificar para nuestro propio bien, esto funciona... hasta que nos acostumbramos a hacer las cosas para nuestro propio mal. Entonces hay que parar rotativas o el desastre se hace mayor a cada segundo que pasa. Haciendo un paralelismo con las máquinas, un ordenador funciona y nos sirve sin que tengamos que saber absolutamente nada de lo que hace que funcione, y eso nos funciona hasta que se estropea, entonces necesitamos de 1.aprender algo de como funciona para lograr repararlo por nuestra cuenta o 2. llevarlo al especialista. Por supuesto si no se te estropea nunca, para qué querer saber como funciona si lo que a ti te interesa de la vida son otras cosas y no la técnica y la ciencia? La primera caja negra de las interminables con las que interactuaremos en esta vida posmoderna, somos nosotros mismos.


Ahora la tontería por la que vengo a contar todo esto. Como todos sabemos, ya hace unos años que las gafas de pasta están de moda, y cuanto más grandes, mejor. Yo uso gafas regularmente, y pese a que mis nuevas gafas tampoco sean ni de pasta (por animadversión personal y defecto profesional) ni grandes a lo Aviator, siguen tieniendo entre un 60 y un 80% más de superficie que las antiguas, las que usé toda la carrera, compradas hacia ahí el año 2004, minúsculas ahora pero normales en su día, como estas . Pues ayer me puse esas antiguas para hacer unas tareas domésticas sucias, y cuando me vi en el espejo me veía no solamente horrible en conjunto, sino que veía las gafas ¡horriblemente pequeñas! Y pensar que fui años de esa forma... Pero espera, no, en su día eso se ajustaba mucho más a lo normal que no ahora, si ahora las veo pequeñas es... ¡porque me he acostumbrado a verlas grandes por todos lados!

Creo que es un ejemplo interesante (quizá soy demasiado entusiasta, no lo sé) porque normalmente la moda es algo que tiene que ver más con la extravagancia que no con las medidas, pero no es así en este caso, que el de las gafas grandes es un fenómeno transversal y transgenérico (¿qué otras modas estéticas hay que sean iguales para ambos sexos y géneros, y se reduzcan a unas mayores medidas?) y que encima parece que vino para quedarse; parece poco probable que vayan a volver las gafas finas. Es algo nos afecta a todos: estoy seguro que a más de uno os ha pasado de ver "feas" muchas de las personas que actualmente no siguen esa moda homogeneizadora de rostros de cuanto más grande la porción de cara que cubramos, mejor (así todos más iguales, como en el episodio "Number 12 Looks Just Like You" de The Twilight Zone). Los rostros de las personas que usan gafas rectangulares y estrechas como las que he enlazado remiten a otras cosas: a una seriedad, a una cierta intelectualidad técnica; son gafas de Snowden, o de ministro, o de monarca, pero nunca remiten a la belleza, las que remiten a la belleza son las grandes. ¿Es eso porque las gafas grandes hacen la mayoría de caras más harmónicas, introduciendo un elemento que cubre más parte del rostro, o bien es porque nos homogeneizan y ajustan mejor a los patrones estéticos, haciendo más fácil acercarse a la disfreza que se considera ideal? La verdad es que ni lo sé ni me importa mucho, lo único que sé es que cuando veíamos las mismas personas hace 10 años nos habrían parecido de lo más normales, mientras que ahora nos parecen feas, y sus gafas, encima, pequeñas. (Y la verdad, dicho sea de paso, es que somos mucho más fetichistas de lo que nos gusta admitir: no nos atrae esa mujer, sino su peinado, sus gafas, su vestido; no nos atrae ese hombre, sino su camisa, su barba, sus zapatos.)

Lo mismo pasa con cualquier otro modelo de belleza. Parte del todo de lo que es tener anorexia tiene que ver con haber visto tantos referentes demasiado delgados que te ves proporcionalmente más gordo de lo que estás en realidad. Y efectivamente te ves así, no es ninguna invención. Parte del todo de una mujer acomplejada por sus pechos es que los que ha visto por ahí siempre son bonitos, o los supone bonitos cuando van todos dentro de las dos cazuelas que son los sostenes. No se ha pasado por la sección de submisiones de ourbreasts.org, página NSFW donde mujeres suben fotos de sus pechos y donde abunda la variedad de formas, medidas, circunstancias, y edades, y cuyo origen tiene que ver, justamente, con hacer darse cuenta a las mujeres con pechos poco normativos que no son las únicas ni mucho menos. Y parte del todo de que un hombre sienta que tiene un pene pequeño es que la mayoría de penes que ha visto son los escogidos para ser vistos: los grandes en el porno, que, por si fuera poco, nos son mostrados más grandes todavía con un sinfín de trucos visuales. Lo mismo que con las gafas, mira tú por donde.  Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 8997 

Pero eso solamente es una parte de las dos que mencionaba de inicio, es la parte de nosotros en función del mundo. Luego está el mundo en función de nosotros, o lo que es lo mismo, como nos plantamos en el mismo, o sea, acomplejados por él, o no. Y ahí es donde las cosas se doblan o se dividen por dos: si al hecho de alejarnos un 20% de la norma le añadimos la percepción condicionada del acomplejado, percibiremos que estamos un 40% lejos de la norma, mientras que si a ese 20 de entrada añadimos un sentirse bien con el propio cuerpo, solamente nos veremos un 10% anormales. Y luego está como nos perciben los demás, que si bien es algo totalmente ajeno a nosotros, se rige por las mismas normas por las que nos juzgamos o no con dureza a nosotros mismos: si dan la misma importancia que nosotros mismos a la norma, nos verán tal y como nos veríamos con un yo acomplejado, mientras que si le dan menos importancia a esos modelos establecidos nos verán más objetivamente. Eso es lo que ocurre con las madres de hijos acomplejados, o con las parejas sentimentales, que nos ven mejor de lo que somos porque nos quieren como nos deberíamos querer nosotros, porque se fijan en las cosas buenas que tenemos y no en las malas como hace el acomplejado.

¡Y esto no es todo! Hay que añadirle, finalmente, el factor final, que es el social, o sea, hasta qué punto lo que es la norma (o peor todavía, lo que es moda) en la sociedad y realidad que vivimos es (1) ajustado, referente a la realidad (estudios de las medidas genitales masculinas; mito del pene grande de los negros); (2) sesgado, referente a nuestra percepción de la realidad (e.g. el sesgo cognitivo del superviviente, que hace que pensemos que la realidad se compone de las personas exitosas que vemos, cuando la realidad es que si vemos a las personas exitosas es porque son las exitosas, olvidándonos de que la mayoría no es exitosa); (3) relevante, referente a lo importante del objeto (hasta qué punto las medidas o formas de algo tienen que ver con algo físicamente necesario, como puede ser necesario para una mujer grande tener un hombre grande o para un hombre pequeño una mujer pequeña; sobre la utilidad de los genitales masculinos y los atributos femeninos: ¿es tan necesario un pene grande?, ¿son útiles unas tetas grandes?; ¿es necesario un coño bonito?; ¿no es arbitrario todo lo que refiera a asociaciones de rostros con personalidades?); y finalmente, (4) justo, referente a lo que es como debería ser y lo que no, o lo que es tolerable y lo que no (¿es justo privar a alguien de alguno de sus derechos por su apariencia?; ¿es justo valorar a alguien en función de cosas que no ha escogido?; o en una nota más contemporánea y de diatriba personal, en referencia a la moda del fitness y el running: ¿es justo que se esté estableciendo la falaz idea de que todas las personas demasiado delgadas o demasiado gordas lo están porque quieren, haciendo del ejercitarse una actividad moral, como si por estar mejor físicamente fueras a ser mejor en algún otro aspecto que no fuera tu salud y aspecto, como si el no estar sano y no ser guapo fuera equivalente de ser un irresponsable o un vago, y no fuera posible, no cabiera en ninguna cabeza, que pudiera ser todo lo contrario?).


En teoría estética se dice que hay que saber olvidarse de qué es el objeto para poder liberarse de todo prejuicio, para poder percibir las cosas de forma más nítida: ¿Somos capaces de escuchar Imagine olvidándonos de Lennon? Los Wagnerianos tienen que olvidarse de Hitler por fuerza. ¿Somos capaces de saborear un ciempiés frito si no nos olvidamos de lo repulsivo de su aspecto? Bien que nos comemos las gambas o los caracoles. ¿Somos capaces de tocar un cuerpo enfermo y/o viejo sin sentir repulsión? Los médicos, enfermeros y cuidadores, aprenden temprano a hacerlo. ¿Somos capaces de observar una silla olvidándonos de que es una silla? Los diseñadores tienen que hacerlo, sino no saldríamos de las cuatro patas de toda la vida.

Mi madre siempre cuenta que de pequeña no se creía que un taburete pudiera tener tres patas: para su yo joven todo objeto sobre el que sentarse tenía que tener cuatro patas. Es lo que había visto toda la vida, no hay más, todos somos ignorantes en una cosa u otra. Pero es una idea igual de ignorante que aquellas personas que dicen que un hombre sin músculos no es un hombre o una mujer sin tetas no es una mujer, que un hombre sin experiencia amorosa es un fracasado incompetente o que una mujer con demasiada experiencia es mercancía dañada. Perros ladradores, poco mordedores.

No hay que confundir el análisis parcial con el todo. No estoy diciendo que haya que olvidarse de los modelos, ni de la proporción, ni de la belleza, ni de lo que es habitual y lo que no, ni que haya que decir que las cosas desproporcionadas no lo son, ni que no haya que admirar la fantasía genética que es Laetitia Casta; solamente digo que hay que ser capaz de diferenciar la percepción en función de todas esas premisas, de la percepción de las cosas por lo que son. Si yo conozco la historia de un artista ésta complementará la contemplación de su obra. Un Pollock desprende energía de por sí mismo: es enorme y visceral, no me hace falta saber quien era Pollock y en qué época hizo lo que hizo para poder observar el cuadro y sentir parte de su energía. Si lo sé, eso cambiará la obra quizá, añadiéndole la cualidad hipster de que "fue el primero", o lo que sea, o a lo mejor la cambiara a peor, si es que resulta que el artista era un estafador o un hijo de la gran puta, que en todos lados cuecen habas, también entre los artistas. Pero eso nunca debería condicionarme lo bastante como para dejarme incapaz de observar la obra por sí misma, porque lo que se percibe entonces es distinto y realmente único: no es un rostro feo, es mi rostro; no son unos pechos caídos, son unos pechos adultos que han amamantado a dos hijos; no es un pene pequeño, es el pene de esa persona que tan feliz me hace. Eso mismo deberíamos hacer con nosotros mismos cuando nos miramos al espejo juzgándonos: Qué edad tienes? Qué ha ocurrido en tu vida hasta ahora? Por qué motivos te tratan o trataron injustamente mal en su día? Eran reales? Te quieres relacionar con personas que te tratarán así? Qué puedes mejorar y qué deberías aceptar? Qué te condiciona físicamente y qué es solamente aspecto? Qué es tu rostro y qué eres tú, qué es tu cuerpo y qué eres tú? Qué es promesa de qué, pero sobretodo, qué no es promesa de nada?

Divide y vencerás, que dicen.

Yo no cabo en twitter, por cierto guiño

TL;DR: Deja de ver tanto porno y dejarás de vértela tan pequeña.

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SentidoComún

Mensaje Vie 08 Ago 2014, 20:51 por SentidoComún



Es una estupidez de película, pero me he acordado...

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humana

Mensaje Dom 10 Ago 2014, 23:15 por humana

Tú no defraudes Intrigado, menuda lectura. Gracias.

Cuando rechazaste la idea que el TDC o dismorfofobia (la dismorfia muscular al parecer es un tipo muy especifico dentro del trastorno) excluido del articulo acerca de experiencia extracorpórea me dejaste algo confusa.

Aunque precisamente después del documental iba a darte la razón, aunque si ahora lo dudas tú, ya no sé  guiño 

Yo entendí que por un lado que el efecto tercer hombre o ángel de guarda, hace alusión la un intercambio inusual, y normalmente en circunstancias limite, de información entre ambos hemisferios del cerebro, pero teniendo una clara referencia en cuanto a la percepción espacial.
Y creo que eso también indica el artículo del país y, también, aunque de una forma más simplificada, el experimento del brazo y el espejo.

Aparte de situaciones limites para la supervivencia al parecer también ausencia de estímulos cerebrales podría evocar el fenómeno.
En el documental, hubo un astronauta que tuvo la experiencia después de una situación limite, cuando el peligro ya había pasado.

Percibir  el sol cómo más grande si sale como si está en lo alto (efecto de ponzo), creerse a si mismo más bajo al vivir rodeado de gigantes para mi serían meras ilusiones ópticas sin la necesaria intervención de un concepto de espacialidad.
Quizá lo mismo para lo que llamas el efecto del árbol de navidad y verse distinto, no digo si más pequeño o grande sino en general mejor o peor, según nos sentimos.

Lo de la moda, para mi personalmente sería como una costumbre. Siempre he alucinado con fotos antiguos años 70, 80, no que me veo fatal yo, eso también jajaja, sino todos íbamos hechos una calamidad. Lo achaco la otras, nuevas, costumbres visuales.
Curiosamente cuando los campana volvieron no dudé en ponérmelos y me vi totalmente normal.

Por el medio de eso tendría que andar lo que dices del ciempiés, ya que hay culturas que si consideran delicatesen a 'cosas' que en la sociedad occidental más bien generan rechazo.
Como si hubiera alguna expectiva previa asociado a si te puede gustar una cosa no.
Quizá a alguien más también le ha pasado:
Me gusta la cerveza y me gustan los refrescos de cola. Si en alguna (rara) ocasión me he equivocado tomando una bebida en vez de la otra, he llegado a escupir lo que tenia en la boca.
Únicamente porque no era el sabor que esperaba.

El tema de complejos lo veo más anclado en un nivel psicológico más profundo. Porque hay personas que aunque bien proporcionadas y con rasgos armonizados tienen complejos.
Aparte de traumas, baja autoestima y demás causas personales,  pienso que tiene mucho que ver la publicidad; querer hacernos nos todos iguales pero sólo a nivel de convertirnos en una masa, uniforme y predecible para vendernos en cuanto más chorradas mejor.
Pero no hay que olvidar que también hay personas que aún prácticamente incumpliendo cualquier canon de belleza resultan atractivas por su manera de ser. Y otros que no lo uno ni lo otro y aun así creen lo no va más.  Neutral 

Véase el video de Sentidocomún, como la vida misma  Artículo: "Cómo el cerebro nos hace sentir ubicados en nuestro cuerpo" - Página 2 842858

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