Para que escribas el poema que más te gusta o el que prefieras en este instante.

En tu linea..nena.... asustando a cualquier pajarito que....mas por curiosidad que por otra cosa... decidir seguir con la mirada tu vuelo...

¿Pero como vas a encontrar asi, pollo que tu proteja.. amenazando de desgarrar el cogote y el alma.. al primer infeliz que pase por tu lado....?

Me recuerdas a un libro.Raro...pero libro...

Apolonia escribió:

Pías
pájara huídiza.
Te atreves a retarme
pájara sin dueño.

Temo tus días
y no sabes
que hago magia con las palabras
como cabras, y en un abracadabra
te habré fulminado con la mirada,
pájara regalada
que te perdí
en la furia del viento
(nunca más, bailar con el viento).

No pude conseguir tu corazón
pájara de nadie
que dejaste de piar
como tantas.

Me equivoqué
una vez, dos veces,
tres veces…
y no pude hacerlo más
porque se acabó el mundo.



xX Apolonia Xx

imaginacion vuela!!
a esta vida paralela...

Quiza con suerte y maña
Huyas lejos de la guadaña


No te dejes atrapar
vuela sin cesar
busca en oriente
uno nuevo
y diferente

Vuela paralela
a esta vida lastimera

con suerte
una sonrisa vendra a verte...

Si la tristeza te tiene en una mazmorra

Y si no te llena la mazamorra,

Busca dentro de ti tantos prejuicios

Que ya no queden indicios

De que algún día fuiste bueno

Y quémalo todo, que solo quede el terreno

Donde tus sueños perecieron

Acaso no fueron ellos quienes te vendieron.

Cosecha propia...


Lágrimas suicidas invaden mi cara
Ojalá de cada gota saliera una flor
Para poder deshojarla y así tener esperanza
Un nuevo sueño por el que luchar

Pero no tengo nada, sólo mi rostro demacrado,
Mi espíritu lleno de dudas, mi mente inexistente
Y mi corazón roto por todos lados…
Un cuerpo magullado de tanto llanto

Mi mano está sola, nadie me va a acompañar
Mi destino es llorar y llorar
Hasta que una nueva ilusión vuelve a aparecer…
Qué será mí, yo eso no lo sé

No puedo echarle la culpa a Cupido
No puedo echarle la culpa a ella
Tan sólo a mí y la vida,
Por haber sido tan estúpidas y tan necias

¿Por qué tuve sus besos, si se van a acabar;
Por qué tuve tu cuerpo, si no lo volveré a notar;
Por qué tuve tus llantos, si jamás me los ofrecerás;
Por qué tuve tu alma, si mía nunca será?



Un ángel de alas rotas, sin poder volar…
Ojalá pudiera irme de este mundo de cobardes
Ojalá algún día un valiente me ame
y pueda decir a Dios: gracias por haber creado al amor

Levanté la espada y el escudo en vano,
Me alegré y tuve felicidad sin sentido…
Protegí algo que sólo me pertenecía a mí…
Y ahora entiendo que nunca fue nuestro

¿Qué es romperle el corazón a alguien así?
Decir unas palabras de apoyo y de amor…
Girar la espalda y la cara…
Y simplemente decir: “conmigo no eres feliz, ¿por qué te metiste en este jardín?

Corazón roto….
Sonido de cristales…
Sangre por un valle…
Latidos incansables…
Y tú caminando, dejando un sueño atrás…

Caer de lunas y reproches,
que llenan de sarmientos mis noches.

Retuercen sueños lugubres,
pendidos de sucios broches.

Sentir de mi mano y pluma,
que ya no existe luna.

Que en laoscuridad profunda,
todo el mal fecunda.

Que mi tinta cansada,
seca palabras astiadas.....

"10 pensamientos honestos sobre ser amada por un chico delgado", por Rachel Wiley

Ay, hace tiempo que no escribo nada nuevo, pero me parece que tengo el caldo de cultivo perfecto en estos momentos para ser invadida por la inspiración.

Me temo que no son buenas noticias, porque el mejor "caldo de cultivo" para escribir suele ser el sufrimiento.
De todos modos, si en algún momento te decidís a volcar eso en palabras, estaré encantada de leer tus versos. Aclaro que eso NO fue una ironía.

Anita escribió: Me temo que no son buenas noticias, porque el mejor "caldo de cultivo" para escribir suele ser el sufrimiento.
De todos modos, si en algún momento te decidís a volcar eso en palabras, estaré encantada de leer tus versos. Aclaro que eso NO fue una ironía.

Vaya, pues va a ser que no, Anita... por suerte, se me ha evaporado el caldo.

A una transeúnte

La calle ensordecedora al rededor mío aullaba.
Alta, delgada, enlutada, dolor majestuoso,
una mujer pasó, con mano fastuosa
levantando, balanceando el ruedo y el festón;
ágil y noble con su pierna de estatua.
Yo, yo bebí, crispado como un extravagante,
en su pupila, cielo lívido donde germina el huracán,
la dulzura que fascina y el placer que mata.

Un rayo... ¡Luego la noche! Fugitiva beldad
cuya mirada me ha hecho súbitamente renacer,
¿no te veré más que en la eternidad?

Desde ya, ¡lejos de aquí! ¡Demasiado tarde! ¡Jamás, quizá!
Porque ignoro dónde tú huyes, y tú no sabes dónde voy.
¡Oh, tú! A la que yo hubiera amado. ¡Oh, tú que lo supiste!

C. Baudelaire