Sueños

Ya he soñado un par de veces que mi pareja se moría. Una vez por un accidente de coche y otra, por suicidarse.
También he soñado dos o tres veces que le ponía los cuernos, incluso con alguna mujer. El pobre no sale muy bien parado en mis sueños... xD Y si tienen algún significado, supongo que debe de ser el miedo a cortar con él o algo así.

Hace unos años también soñé que nos bombardeaban. Y ayer soñé que tenía un pelo enorme en la mejilla, tipo barba, pero más largo. Me lo quería arrancar, pero había gente en el baño y me daba cosa hacerlo allí. También soñe que iba en tren y que veía a una chica que tengo en el FB, pero que la conozco solo de allí. El tren no tenía asientos.

De niña también soñé que tenía pelos muy gruesos, como de lana, y de color azul en las piernas. Fue jodidamente angustioso. xD

paradoja escribió:Contaré el que tuve hoy mismo:

Una chica que trabaja conmigo estaba llorando desconsoladamente en mitad del centro, a la hora de salir. Allí había muchísima gente mirando el espectáculo, claro, que se acercaban y preguntaban sin parar, excepto yo, por miedo a no saber como actuar en este tipo de situaciones ("¿le abrazo? ¿le digo algo? ...); sea como fuera un rato más tarde esta chica me echó en cara que no hice nada (realmente tiendo a huir de los problemas) y se me estremeció el alma en ese preciso instante. Desperté de inmediato con un sudor frío recorriendo mi frente.

A mí alguna vez me pasó algo parecido, y sintiendo que debía hacer algo no lo hice por inseguridad, por miedo a ser rechazado.

Llevo un año o así recordando bastante bien algunos sueños que tengo.

Hoy he tenido un sueño erótico con Bladek
Misterioso el mundo de los sueños

Yo no suelo recordar lo que sueño, y tampoco suelo soñar mucho, estos son algunos que recuerdo:
De cuando era niño recuerdo un sueño en el que salia de un edificio, creo que huía de algo, solo había ese edificio en medio del mar, luego tuve que tirarme al mar y nadar, después de nadar un poco, apareció detrás mía un tiburón y finalmente me alcanzó.
Alguno mas reciente, recuerdo soñar que mi tio se casaba y por alguna razón salían del mercado de abastos (en vez de una iglesia), al salir yo de la zona vi a un antiguo amigo mío bailando bajo una zona techada, como si fuera un puesto. Lo gracioso es que a la mañana siguiente mi padre me dijo que mi tio se iba a casar.
De hace varios días recuerdo soñar que se me caía una cantidad de pelo importante como si fuera una peluca, dejándose ver una ligera calva en la parte de atrás de mi cabeza. La verdad es que me preocupa poder llegar a tener calvicie.
No recuerdo más.

Dibujos consecutivos:

Desnudo frente a una pared blanca. En una habitación vacía. Un enorme habitáculo sin salida. Todo alrededor son paredes, unas más grandes, otras mas pequeñas. Todas ellas están decoradas de maneras diferentes (terciopelo, strass, acuarela...) Observas cada una de ellas, como si fuesen un cuadro.

Toda la habitación dispuesta de maneras imposibles; es un cubo amórfico, con miles de paredes, que suben bajan, el techo, otro techo, una que forma parte de una hendidura.....Y finalmente se dispone una grande, muy muy blanca. Sin dibujos. Justo en frente. La más amplia y sencilla. En la posición más habitual para una pared.

Observas la situación detenidamente.

Y decides ir hacia la pared blanca, que es lo más sensato para llevar a cabo tu propia creación.

Golpeas tu cabeza contra la pared. Sangras. Habías decidido que una pared blanca puede decorarse, y no dispones de más que de tu propia sangre para hacerlo. Empiezas a pintar, vagamente. Todo va adquiriendo un ritmo cada vez más frenético. La sangre se va secando, por lo que has de destrozar tu cuerpo de múltiples formas para poseer mas pintura roja.

Garabatos, letras, desorden, pero uno que tu entiendes . Aquello, es auténtico (o eso crees). Has empezado aquello y a su manera, te está resultando obsesivo. Tú quieres ser digno de poseer una pared y haber hecho algo sobre ella. Además, has valorado cada cuadro y crees estúpidamente que cualquier cosa que hagas, será mejor.

Otro golge. Los nudillos, las rodillas....

Por más que pintes, y sigas haciendo no cambia nada. Ya sólo quedan unos pocos huecos en blanco. Creías, en su proceso, que aquello tenía un fin, que serviría de algo. Era la motivación para tu histérica manera de actuar.

Estás agotado. Te sientas. Queda un hueco mínimo, sin pintar.

Ya no tienes ganas de seguir, no por tu cuerpo. Estás terriblemente desanimado, anémico, agotado por el esfuerzo físico invertido. Todo lo anterior te importa aún más que sentir el dolor en tu cuerpo por las heridas. No sabes qué haces allí metido y ni habías pensado si quiera en ti mismo (no te habías parado a reflexionar lo suficiente. Todo se desarrolló muy rápidamente)

Te relajas. Piernas estiradas, brazos hacia atrás, cabeza hacia atrás......en un intento de obtener un respiro.

Tu boca está llena de sangre. Comienza a ser incómodo.

Finalmente, y en un movimiento preciso, rápido: escupes todo eso, con un par de dientes. Escupitajo que va a parar al hueco libre, precisamente.

Sonries, por la propia gracia de esa casualidad.

Tu rostro se queda así estúpidamente durante un largo rato, hasta que empiezas a pensar en que sigues con los músculos tensos.

De repente, la pared se ilumina, destelleante. Un rojo vivo, un rojo que emite una luz muy intensa.

Alzas el dedo para tocarlo, parece que se saliese de la
pared (el color)

Tu dedo se hunde en la pared.

Tu expresión es de absoluta curiosidad hacia la inmensa y profunda luz que se hunde.

Avanzas a gatas. Nueva postura.

Finalmente, atraviesas la pared.

(Memoria visual. Visual más que de cualquier otro tipo)

Caminaba sola por un supermercado de una gran superficie.

Una mujer muy delgada, con un abrigo de piel, caminaba delante de mí, dándose aires de importancia.
Ella era algo mayor, pero hermosa. No paraba de mirar a su alrededor y hablar con gente a su paso.
Todo el mundo la ignoraba.
En una de las secciones en que coincidimos, decidí hablar con ella. También estaba yo sola, lo que yo decidía no ir acosando a gente que estaba en sus propios asuntos, y obviamente no van a pararse por mis deseos de conversación a cualquier costa, fuera de lugar (o eso pensé)
Ella estaba dentro de contexto; pues su deseo de relacionarse estaba bien claro, así que me lancé a hablar con ella.

No recuerdo nada de la conversación, pero acabamos en la calle, paseando.
Llovía.
Me encontré un abrigo, muy bueno para el frío. Era de marca “Panamá Jack” (como la marca de las botas del chico del que me enamoré una vez, e idéntico a uno que me intentó dar "X", nuevo, que no quise en aquella pasada ocasión porque era enorme y me iba a sentir ridícula llevando eso).
La mujer, al ver que era de marca, fue rápidamente a mirar la etiqueta. Estaba tan delgada que necesitaba una talla S, sino, no lo querría. Yo también usaba una talla S. Casualmente era de tallaje pequeño, y quiso quedárselo haciendo alusión a lo increíblemente hermoso que era. Tomé valor, debido a que estaba lloviendo, y que yo estaba en un lugar desconocido (para mí, una nueva ciudad), con tan sólo una pequeña maleta, abandonada en una estación por no poder hacerme cargo de ella si quería vagar por el nuevo lugar. Así que tomé valor y le dije a ella que ya tenía un abrigo muy bueno. Que yo no disponía de ropa. Que me intentaron dar uno que no pude usar porque era enorme y yo, ante todo, también prefería pasar frío a ver a todo el mundo riéndose de mi por llevar un saco más que una chaqueta. Así fué cómo convencí a la mujer de quedarme con el "Panama Jack"

La mujer, que ahora era un hombre, vestido de mujer me acompañó durante un largo rato, e incluso me dió algunos consejos sobre la nueva ciudad. Yo tenía ya planes así que me despedí y me fui finalmente.

Paseaba en otro rato, con alguien como yo; con pocas ropas y pertenencias en general. Conversábamos sobre la evidencia en las miradas de rechazo por las maneras en las que nosotros íbamos vistiendo.
Mi conclusión fué; reírnos de todo ello, y seguir haciendo nuestras cosas. Total; era comprensible, pero no por ello, íbamos a estar en otra parte.

Con rumbo ya definido, me dispuse a andar un largo camino, hacia las afueras de la ciudad. Tú (un antiguo amor) me habías hablado de una nueva tienda. Mi curiosidad era tal, que quería ir a verlo con mis propios ojos. Me había encontrado una mesa de madera por el camino, que consideré apropiada (nueva y bonita), y andé hasta allí con ella. Pues podía ser de gran utilidad para la tienda.
Camino difícil hasta el lugar. Al llegar lo que vi resultó ser una pequeña tienda, de fabricación en piedra. Bastante vieja. Pero la imagen sobre el lugar y todo lo que la rodeaba era hermoso. Estaba tan entusiasmada que no podía parar de andar (No podía pensar en lo apropiado de ir o no allí sin previa invitación)

Era una pequeña tienda, de difícil acceso. Había una pasarela antigua medio rota para poder llegar hasta allí. La tienda, o más bien, casa que sería usada como tienda; daba al mar. Estaba tan expuesta al mar que las olas a menudo rompían por encima de ella. Era por esto, que había sufrido ya, mucho desgaste. En medio de todo, desgastada, era la tienda más hermosa que jamás hubiese visto.

Cuando llegué, entré sin pensármelo dos veces, pues la puerta estaba abierta y la casa abandonada. Tenía tan sólo un par de habitaciones; una de ellas sería destinada para la exposición de libros, y otra, tendría un conjunto de camas (no recuerdo el motivo pero tú me lo habías explicado muy bien, y se quedaría así, para su posterior uso. Invitaciones, acogidas de gente necesitada de alojamiento, etc).
Me sentí por un momento sin derecho a estar un lugar al que no me habías invitado. Pero ya hecho, dejé posado allí el pupitre (que ahora era un mueble para colgar las corbatas), sabiendo que en el minuto uno de tu próxima entrada, ibas a saber que yo había ido hasta ese lugar sólo para verlo.

Precioso. Vacío. Lugar alquilado, en el que se notaba que no había habido más movimientos en él que su mera compra. Precioso lugar. Era una lástima, que tú no me hubieses invitado a ir y poder verlo contigo.

Pensé también, que pese a ser el lugar de mis sueños, era imposible que una librería estuviese en frente del mar, tan cerca. El agua se escurriría por cualquier grieta arruinando todo tesoro en su interior. Y para poder cobijar bien todos los papeles, debería estar siempre cerrado a la luz, a ese mar tan hermoso. Me deprimí un poco sobre la maravillosa idea pero imposibilidad de poder tener una tienda finalmente en un lugar así. Daba igual. Me bastaba con haber estado allí, y sentir tan sólo, lo que podría haber sido ese sueño.

Abrí la puerta a la parte delantera de la casa. Era un día soleado y la mar estaba baja. Había por allí un chico y una chica; jóvenes ambos, algo curtidos por el sol y con ropas viejas.
La chica en cuanto me vió, me advirtió sobre no sé que ley de derechos que era de obligatorio cumplimiento allí. Algo sobre animales y tolerancia hacia ellos. Yo dudé un momento. Tenía mis propias opiniones. Luego entendí que estaba en otro lugar y asentí.
El muchacho me preguntó por el motivo de mi visita. Hablé sobre ti (mi amor), y al instante ambos, se alegraron de oír tu nombre. Interesados por nuevas a cerca de tí.
Un hombre encantador, había ido a alquilar esa casa. Había tenido conversaciones con todos los vecinos y luego no había vuelto. Deseaban saber si volverías. Estaban interesados en ti.
Luego, un extraño ser. Indefinible. Podéis imaginadlo cómo deseéis (no lo recuerdo bien) apareció delante de mi. Sólo que éstos, a menudo  y por naturaleza propia, por lo visto, tienden a robar lo que no le es suyo.
En uno de mis descuidos, mi cartera fue robada por éste ser. Así, que en vez de regañarle, corrí tras de él y consideré oportuno, hacerle lo mismo y recuperar mi cartera.
Se paró, y en vez de enfadarse, se rió, sacó un sombrero negro muy elegante y me lo puso en la cabeza. Sin decir nada (me sorprendió este suceso) Tras esto, mi cuerpo se convirtió en un extraño pájaro peludo y en forma de bola, que se elevó, sin deseo de hacerlo, y sin ejercer ningún tipo de esfuerzo por moverme.....Algo parecía hacer que me moviese por involuntad propia.
Había pájaros bola como yo, en todas partes. Yo era el único que no parecía contento con estar allí. No paraba de negarme a ser un simple pájaro que volaba y en ocasiones se paraba a revolotear con otros y seguir volando. Yo quería ser otra cosa. Habían decidido por mí y eso no me gustaba.

*Dejé de ser un pájaro. Ahora estaba en frente de un sujeto anónimo.
Aquí no sé muy bien, cómo ni quién, pero se me explicó mediante una hoja dispuesta delante de mí algo para identificar colores. Y yo iba respondiendo, acorde al muestrario presentado delante de mi:
- Fácil, sí, este es amarillo. ¿Qué ocurre?
- Este es azul y amarillo.
- Vale, si juntas azul y amarillo da otro color. Muy bonito.
Cada vez, había más colores para sumar. Hasta que comprendí el significado de la explicación; que creí que nada tenía que ver con colores. Lo entendí. Tú (mi amor) contenías todos los colores necesarios.

----La última parte, no sé si fué soñada o sólo es que me la he inventado yo, como conclusión (estando medio despierta)---- Estabas tú, enseñando a un grupo de gente. Bien vestido. Yo tan sólo lo veía a lo lejos. Bonita imagen. Te habías creado un grupo de gente a tu al rededor y habías decidido destinar tu vida a mostrarles todas tus enseñanzas (y me sentí abandonada de nuevo. Sola otra vez. Cuando había pensado que por fin había encontrado a la persona adecuada. Aunque en el fondo sentí alegría de ver que habías logrado encontrar tu vocación)

Es común pero yo soñaba con el hombre del saco.
Era aterrador. Me metía en el saco y no soportaba estar allí dentro. A menudo gritaba en voz alta.

Con tiempo, en situaciones de mayor relax, suelo quedarme un rato a recordar lo máximo posible de mis sueños. Y procurar averiguar a qué se debe su contenido.

También sueño con mi padre, continuamente, en un círculo sin fin en el que se levanta de su tumba, hace diversas cosas, y luego vuelvo a ver su cuerpo una y otr vez; muerto, o bajo su tumba. Con gran ansiedad sobre si estará realmente muerto, de si no será mejor no enterrar a alguien para que pueda salir si revive. Y de si la idea de ver su cuerpo muerto en vida, me agradaba.

*Una imagen chocante fue ver un ataúd en el salón de mi casa. Mi padre estaba dentro pero su brazo sobresalía de la caja. Tenía las uñas podridas y negras. Jamás olvidaré ese sueño. Odio ver uñas así. Cómo tampoco soportaría ver malformaciones en niños u ojos cómo material de estudio médico.

Anoche soñé que debido a las obligadas relaciones sociales por el funcionamiento estúpido de la mente...al final somos inevitablemente lo que fuimos, no lo que queremos ser, en congruencia con millones de cosas que vimos y luego hemos de interpretar. No sabemos qué hacer o si debemos arriesgar. O si merece la pena. Vivir en estado de letargia para el análisis de países extrangeros. Amigos, eso soñé. Que miraban con lupa.

Así que cada uno era ya simplemente clasificable y sin posibilidad a cambio.

Y yo era una persona sueño y no podía ser otra cosa que sueños estúpidos que no sirven para nada.

*Menudo sueño más mal explicado y abstracto. Lo reconozco. Suena estúpido de cojo.......

Pues resulta que estaba en casa de la família de la amiga de quien estaba prendado durante los estudios. Me encontraba en una habitación despacho amplia, la suya supuestamente, pero ella no estaba y yo sentía que era momento de irme. Había entrado por una puerta trasera, tenía una llave que me dejó ella, y aunque no estoy seguro, creo que lo que hacía era ir a devolverla.

Era por la mañana, todo estaba muy tranquilo, no había ruido, nadie trabajaba. Así como había entrado por detrás, debía salir por delante, y justo al abrir la puerta del final del pasillo, que daba al comedor y con él a la salida, me encuentro y casi choco con su madre.

-Hola, perdón por la molestias, yo ya me iba.

Ella ni se inmuta. Rondaba los sesenta e iba con batín, estaba por la mañana en su casa al fin y al cabo. Me dirige una mirada condescendiente, como pidiéndome explicaciones, no porque ella las quisiera, sino para hacerme dar cuenta de que se las debía. Reacciono más que enseguida.

-Claro, perdone. Debe estar más interesada en como he entrado, no estando Ingrid, que en que me vaya.

Ella levanta las cejas y asiente juntamente con una sonrisa forzada, como diciendo, más te vale que haya una justificación detrás de todo esto.

-Verá, he entrado con esa llave que me dió ella, y justamente venía para devolvérsela.

No se muestra muy convencida. Me dice que a va tener que llamar a su hija para confirmarlo, y yo le digo que lo comprendo, que yo haría lo mismo en su lugar, que me espero. Sentada en una butaca se pone al teléfono y empieza a contar la situación, de forma breve y concisa. Pronto cuelga y me dice, -Vale, puedes irte.


Saliendo por la puerta delantera, el edificio era una mansión, si bien su vivienda estaba compuesta solamente por un piso en esta, como más o menos ocurría en la vida real. El día era nublado y había una ligera niebla. Hasta ese momento todo era verosímil, pero bajando por la escalinata veía como tenía al lado el mar y había un patio con un conserje o jardinero.

Una vez cruzado el portal de la finca, era una especie de vuelta al mundo normal. Había una residencia estudiantil o cole internado justo al lado, de estética inglesa. Yo pasaba por debajo, andando dando la espalda al lugar de donde venía. Desde la ventanta de un tercer piso se oían chavales de unos 16 años en unas duchas colectivas, riéndose e insultándose juntamente con el ruido del agua.