Temas similares
Últimos temas
» España aprueba la Ley de Memoria Democráticapor Geek Vie 28 Oct 2022, 23:23
» Permítanme Presentarme
por Tibert Lun 06 Abr 2020, 00:27
» Muy buenas, me presento.
por Tibert Lun 06 Abr 2020, 00:13
» Mejores y peores series
por nayd Lun 23 Mar 2020, 17:42
» Cuánto hace que... ?
por granadaeslamejor Jue 19 Mar 2020, 22:25
» Poner un sinónimo de la palabra que dejemos
por Invitado Lun 24 Feb 2020, 12:45
» Test
por elos Miér 05 Feb 2020, 22:52
» Música que eleva el espíritu
por elos Dom 19 Ene 2020, 18:57
» ¿Ultima peli que habeis visto?
por Platinum Mar 07 Ene 2020, 12:27
» Experiencia
por ReyDobleEspiritu Dom 05 Ene 2020, 06:25
» Uruguay
por pierrot Sáb 04 Ene 2020, 05:03
» Frases célebres para reflexionar
por Platinum Lun 19 Ago 2019, 23:30
Visitas
(c)
fobiasocial.superforo.net by fobiasocial.superforo.net is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Unported License.
Based on a work at fobiasocial.superforo.net.
Permissions beyond the scope of this license may be available at fobiasocial.superforo.net
"La felicidad hay que currársela, no viene dada"
Foro FS :: Miscelánea :: Noticias :: De interés general
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
09072009
"La felicidad hay que currársela, no viene dada"
fuente: http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html
Javier Sádaba, catedrático de Ética
"La felicidad hay que currársela, no viene dada"
(IMA SANCHÍS - 09/07/2009 - La Vanguardia)
Fuera de la raya
Vivir supone dolor y vivir con quien se quiere y como se quiere exige energía, mirar de frente al mundo (...) No juzguéis con dureza a los demás, sabed estar sin hacer mucho ruido, pero, eso sí, haciendo lo que os dé la gana. Es eso lo importante". Así habla la tía Sandalia en La vida buena (Península), un libro inteligente, entretenido y culto que reflexiona sobre algunas herramientas para conquistar nuestra felicidad: cultivar la voluntad, explorar los propios talentos, el humor, saber querer, estar despiertos y tener amigos de verdad. Sádaba, en crecimiento continuo, nos invita a bailar fuera de la raya: "El mundo cambiará cuando seamos más libres y tengamos menos miedo.
67 años. Nací en Vizcaya y vivo en Madrid. Doctor en Filosofía y Letras, licenciado en Teología y catedrático de Ética. Casado, un hijo y un nieto. La democracia no debería ser el mal menor, sino buena por ella misma. No creo en nada, pero pienso que nos rodea el misterio
-Sigue preguntándose sobre el sentido de la vida?
Tenga sentido o no, es la pregunta fundamental. Hay que preguntarse seriamente si podemos sacarle jugo a esta vida.
-En eso estamos todos.
Sí, pero lo que más nos importa se nos suele ir por las rendijas de la trivialidad: al margen de que uno sea futbolista o ajedrecista, nuestra felicidad depende de cómo posamos el pie en este mundo.
-Aprendemos caminando.
Hay que tener muy despierta la inteligencia y la sensibilidad, porque hay cantidad de estímulos que nos vienen de fuera y que deberíamos aprovechar. Hay que estar como los indios: con la oreja siempre pegada al suelo. Y me parece decisivo tener carácter, es decir, querer estar bien, no dejarse llevar por los acontecimientos, ir directamente a las cosas con una voluntad fuerte.
-Eso es tarea de una vida entera.
La vida buena, la felicidad, hay que currársela, no viene dada como un don del cielo. Y al final lo que uno hace es respirar bien: algo que está en potencia y uno lo pone en acto.
-¿Con qué herramientas contamos?
Al final el objetivo es llegar a ser tú mismo, construirte, y para ello es necesario conocerse bien, saber lo que uno puede, cuáles son sus poderes, y desechar lo que no puede. Otra es saber estar bien con los demás.
-Eso es muy difícil.
Habría que repetir una y mil veces aquella frase de Bergamín: "Sólo los solitarios son solidarios".
-Hay que empezar por uno mismo.
Hay que saber de uno y, después, saber salir a los demás. Si uno es egoísta, aparte de que no hay nada más feo, se achica a sí mismo. Uno crece si crece con los otros. Desarrollar un altruismo inteligente es al final lo que merece la pena.
-¿Qué impide la buena vida?
Aparte de uno mismo, en esta época sobreestimulada, ir deprisa por la vida y cierta patología sociopolítica que nos está hundiendo, que ha extendido el reino de la mentira, que valora muy poco a la gente por lo que ella pueda dar. Se trata de un paternalismo desilustrado.
-Eso suena terrible.
En los países desarrollados hay un desequilibrio entre el desarrollo tecnocientífico y los sentimientos morales. Una inmensa disfunción entre lo que podríamos hacer y lo que hacemos.
-Ponga el énfasis...
Lo pondría en la sensibilidad y los sentimientos, que son la llave para entrar en la vida buena, en nosotros y en los otros, y como guía la inteligencia, que es esclava de las pasiones pero siempre es un gran faro.
-¿Y por qué estamos tan perdidos?
Deberíamos reflexionar más sobre aquello que está en nuestras manos hacer y crear unas relaciones mucho más auténticas. Hemos sido cómplices de unas instituciones que no han sabido hacerlo, y por eso estamos tan perdidos.
-Igual lo que habría que hacer es eliminar unas cuantas.
El fracaso del avance democrático tiene mucho que ver con la alienación política de las instituciones, que en vez de ser los depositarios de la voluntad popular se han convertido en los que mandan e imponen sus intereses. Yo abogo por la abstención consciente.
-... Pues le llamarán inconsciente.
La vida política se ha convertido en una noria de la cual no se sale: vienen unos, luego los otros, y todos son muy parecidos. La única forma de liberarse sería crear semilla en la sociedad, que cada uno viera que la vida política no va a cambiar desde la política, sino desde la acción cotidiana.
-Usted dice que todos nacemos con un don, ¿está seguro?
Como decía Descartes, todos somos muy parecidos en inteligencia, pero después es una cuestión de disciplina, suerte y saber estar. La gente tiene capacidades ocultas que bien aprovechadas te pueden hacer la vida feliz.
-¿Y para descubrir ese don?
Por una parte está el pensar, el ver como decía Wittgenstein, traspasar las cosas. A veces, callarse y esperar, y la gran mayoría de las veces, callarse y escuchar, fuera y dentro.
-Yo, que me paso la vida escuchando, le diría que la acción es básica.
Sí, Wittgenstein decía que un concepto que no se aplica es vacío. Al final hay que comprometerse, hay que jugársela. Uno de los aspectos más deleznable de nuestros días es que no nos la jugamos, hay un miedo difuso que es paralizante. Todo el mundo teme salirse de la raya, ser considerado incorrecto, y las cosas cambian cuando uno actúa en consecuencia con lo que piensa.
-¿Persigue la inocencia?
Persigo por lo menos la disposición a la inocencia: saber que las cosas pueden ser de otra manera. "Hay que vivir ingenuamente, y lo digo sin ingenuidad", decía Dostoyevski. De tonto no hay que ir, pero sí esperando siempre lo mejor de los otros, por lo menos como actitud de entrada.
-¿El valor supremo?
Lo más artístico e interesante que hay en la vida es construir la propia bondad. El bueno inteligente es la más rara avis que existe, y ese me parece el valor supremo.
-¿Y el humor?
Hay un nexo importante entre el humor y el amor, no sólo porque el humor es lo más erótico que existe, sino porque una persona con mucho humor es persona empática.
Nada de nuevo, pero apetecía.
Javier Sádaba, catedrático de Ética
"La felicidad hay que currársela, no viene dada"
(IMA SANCHÍS - 09/07/2009 - La Vanguardia)
Fuera de la raya
Vivir supone dolor y vivir con quien se quiere y como se quiere exige energía, mirar de frente al mundo (...) No juzguéis con dureza a los demás, sabed estar sin hacer mucho ruido, pero, eso sí, haciendo lo que os dé la gana. Es eso lo importante". Así habla la tía Sandalia en La vida buena (Península), un libro inteligente, entretenido y culto que reflexiona sobre algunas herramientas para conquistar nuestra felicidad: cultivar la voluntad, explorar los propios talentos, el humor, saber querer, estar despiertos y tener amigos de verdad. Sádaba, en crecimiento continuo, nos invita a bailar fuera de la raya: "El mundo cambiará cuando seamos más libres y tengamos menos miedo.
67 años. Nací en Vizcaya y vivo en Madrid. Doctor en Filosofía y Letras, licenciado en Teología y catedrático de Ética. Casado, un hijo y un nieto. La democracia no debería ser el mal menor, sino buena por ella misma. No creo en nada, pero pienso que nos rodea el misterio
-Sigue preguntándose sobre el sentido de la vida?
Tenga sentido o no, es la pregunta fundamental. Hay que preguntarse seriamente si podemos sacarle jugo a esta vida.
-En eso estamos todos.
Sí, pero lo que más nos importa se nos suele ir por las rendijas de la trivialidad: al margen de que uno sea futbolista o ajedrecista, nuestra felicidad depende de cómo posamos el pie en este mundo.
-Aprendemos caminando.
Hay que tener muy despierta la inteligencia y la sensibilidad, porque hay cantidad de estímulos que nos vienen de fuera y que deberíamos aprovechar. Hay que estar como los indios: con la oreja siempre pegada al suelo. Y me parece decisivo tener carácter, es decir, querer estar bien, no dejarse llevar por los acontecimientos, ir directamente a las cosas con una voluntad fuerte.
-Eso es tarea de una vida entera.
La vida buena, la felicidad, hay que currársela, no viene dada como un don del cielo. Y al final lo que uno hace es respirar bien: algo que está en potencia y uno lo pone en acto.
-¿Con qué herramientas contamos?
Al final el objetivo es llegar a ser tú mismo, construirte, y para ello es necesario conocerse bien, saber lo que uno puede, cuáles son sus poderes, y desechar lo que no puede. Otra es saber estar bien con los demás.
-Eso es muy difícil.
Habría que repetir una y mil veces aquella frase de Bergamín: "Sólo los solitarios son solidarios".
-Hay que empezar por uno mismo.
Hay que saber de uno y, después, saber salir a los demás. Si uno es egoísta, aparte de que no hay nada más feo, se achica a sí mismo. Uno crece si crece con los otros. Desarrollar un altruismo inteligente es al final lo que merece la pena.
-¿Qué impide la buena vida?
Aparte de uno mismo, en esta época sobreestimulada, ir deprisa por la vida y cierta patología sociopolítica que nos está hundiendo, que ha extendido el reino de la mentira, que valora muy poco a la gente por lo que ella pueda dar. Se trata de un paternalismo desilustrado.
-Eso suena terrible.
En los países desarrollados hay un desequilibrio entre el desarrollo tecnocientífico y los sentimientos morales. Una inmensa disfunción entre lo que podríamos hacer y lo que hacemos.
-Ponga el énfasis...
Lo pondría en la sensibilidad y los sentimientos, que son la llave para entrar en la vida buena, en nosotros y en los otros, y como guía la inteligencia, que es esclava de las pasiones pero siempre es un gran faro.
-¿Y por qué estamos tan perdidos?
Deberíamos reflexionar más sobre aquello que está en nuestras manos hacer y crear unas relaciones mucho más auténticas. Hemos sido cómplices de unas instituciones que no han sabido hacerlo, y por eso estamos tan perdidos.
-Igual lo que habría que hacer es eliminar unas cuantas.
El fracaso del avance democrático tiene mucho que ver con la alienación política de las instituciones, que en vez de ser los depositarios de la voluntad popular se han convertido en los que mandan e imponen sus intereses. Yo abogo por la abstención consciente.
-... Pues le llamarán inconsciente.
La vida política se ha convertido en una noria de la cual no se sale: vienen unos, luego los otros, y todos son muy parecidos. La única forma de liberarse sería crear semilla en la sociedad, que cada uno viera que la vida política no va a cambiar desde la política, sino desde la acción cotidiana.
-Usted dice que todos nacemos con un don, ¿está seguro?
Como decía Descartes, todos somos muy parecidos en inteligencia, pero después es una cuestión de disciplina, suerte y saber estar. La gente tiene capacidades ocultas que bien aprovechadas te pueden hacer la vida feliz.
-¿Y para descubrir ese don?
Por una parte está el pensar, el ver como decía Wittgenstein, traspasar las cosas. A veces, callarse y esperar, y la gran mayoría de las veces, callarse y escuchar, fuera y dentro.
-Yo, que me paso la vida escuchando, le diría que la acción es básica.
Sí, Wittgenstein decía que un concepto que no se aplica es vacío. Al final hay que comprometerse, hay que jugársela. Uno de los aspectos más deleznable de nuestros días es que no nos la jugamos, hay un miedo difuso que es paralizante. Todo el mundo teme salirse de la raya, ser considerado incorrecto, y las cosas cambian cuando uno actúa en consecuencia con lo que piensa.
-¿Persigue la inocencia?
Persigo por lo menos la disposición a la inocencia: saber que las cosas pueden ser de otra manera. "Hay que vivir ingenuamente, y lo digo sin ingenuidad", decía Dostoyevski. De tonto no hay que ir, pero sí esperando siempre lo mejor de los otros, por lo menos como actitud de entrada.
-¿El valor supremo?
Lo más artístico e interesante que hay en la vida es construir la propia bondad. El bueno inteligente es la más rara avis que existe, y ese me parece el valor supremo.
-¿Y el humor?
Hay un nexo importante entre el humor y el amor, no sólo porque el humor es lo más erótico que existe, sino porque una persona con mucho humor es persona empática.
Nada de nuevo, pero apetecía.
Res- Miembro desterrado
-
Mensajes : 10266
Edad : 27
Tengo : No lo sé
"La felicidad hay que currársela, no viene dada" :: Comentarios
Re: "La felicidad hay que currársela, no viene dada"
Léete otra vez mis palabras. Traducción: O nos damos cuenta los occidentales, de que tenemos mucho, o LUCHAMOS POR UN MUNDO DONDE TODOS TENGAN LA OPCIÓN DE PLANTEARSE CÓMO ALCANZAR LA FELICIDAD PERSONAL.Res escribió:Ah, sí, voy a estirarme y conformarme con mi ansiedad.
fairy escribió:Léete otra vez mis palabras.
Lo haré por primera vez, vista tu insistencia. Para que después se diga que no soy cortés.
OK, leído. Voy a estirarme todo quitándole importancia a mi ansiedad, pensando que hay niños que mueren de hambre. Qué feliz soy.
La felicidad es algo pasajero. Una persona es feliz cuando ocurre algo que le gusta o que quiere que ocurra. Pero la felicidad es algo que viene y se va. Es un sentimiento bueno, positivo, que a mí como a todo el mundo me gustaría experimentar siempre. Pero no. La vida es una mierda que cambia de color.
En mi humilde opinión debemos aceptar que no siempre seremos felices porque la vida perfecta no existe. Como ya he dicho, la vida es una mierda que cambia de color. Unas veces es rosa como en Arare y otras es negra como en la realidad.
Y siempre hay momentos duros que hay que pasar como buenamente se pueda. No vivirlos con una sonrisa, como dice el maldito y equivocado dicho de "al mal tiempo, buena cara." Pero sí intentar, al menos, superarlos.
La felicidad es un simple sentimiento. Yo lo creo así. Que sientas más felicidad o no en tu vida, eso ya...
En mi humilde opinión debemos aceptar que no siempre seremos felices porque la vida perfecta no existe. Como ya he dicho, la vida es una mierda que cambia de color. Unas veces es rosa como en Arare y otras es negra como en la realidad.
Y siempre hay momentos duros que hay que pasar como buenamente se pueda. No vivirlos con una sonrisa, como dice el maldito y equivocado dicho de "al mal tiempo, buena cara." Pero sí intentar, al menos, superarlos.
La felicidad es un simple sentimiento. Yo lo creo así. Que sientas más felicidad o no en tu vida, eso ya...
En relación a la discusión entre Res y Fairy:
(En uno de esos estudios piojosos que poca gente toma en serio):
Top 10 del Índice del Planeta Feliz (Países más "felices" del mundo)
1. Costa Rica
2. República Dominicana
3. Jamaica
4. Guatemala
5. Vietnam
6. Colombia
7. Cuba
8. El Salvador
9. Brasil
10. Honduras
Da que pensar, ¿no? O quizás no tanto. Bienestar y felicidad no son conceptos que vayan precisamente unidos de la mano.
(En uno de esos estudios piojosos que poca gente toma en serio):
Top 10 del Índice del Planeta Feliz (Países más "felices" del mundo)
1. Costa Rica
2. República Dominicana
3. Jamaica
4. Guatemala
5. Vietnam
6. Colombia
7. Cuba
8. El Salvador
9. Brasil
10. Honduras
Da que pensar, ¿no? O quizás no tanto. Bienestar y felicidad no son conceptos que vayan precisamente unidos de la mano.
Yo me refería más bien a países donde el simple hecho de vivir se convierte en un sufrimiento y problema diario. Diles a esos humanos que la felicidad parte del interior y que hay que currársela. Lo digo por el artículo, en realidad no se trataba de una discusión entre Res y yo, sino entre yo y la entrevista de la vanguardia.
Ferdinand Bardamu escribió:En relación a la discusión entre Res y Fairy:
(En uno de esos estudios piojosos que poca gente toma en serio):
Top 10 del Índice del Planeta Feliz (Países más "felices" del mundo)
1. Costa Rica
2. República Dominicana
3. Jamaica
4. Guatemala
5. Vietnam
6. Colombia
7. Cuba
8. El Salvador
9. Brasil
10. Honduras
Da que pensar, ¿no? O quizás no tanto. Bienestar y felicidad no son conceptos que vayan precisamente unidos de la mano.
Falta Andorra.
Fairy escribió:Yo me refería más bien a países donde el simple hecho de vivir se convierte en un sufrimiento y problema diario. Diles a esos humanos que la felicidad parte del interior y que hay que currársela. Lo digo por el artículo, en realidad no se trataba de una discusión entre Res y yo, sino entre yo y la entrevista de la vanguardia.
Sí sí, perdón. Era para situarme un poco en el post, como el desconocido que se acopla a un corrillo, "pues paece que va a refrescar, ¿no?".
De todas formas sigo pensando que enfocas el problema desde una perspectiva de bienestar, y no de felicidad. Se trata de aceptación del entorno, y a partir de ahí la felicidad se trabaja de forma similar para un chico de Nueva York o para otro de Sierra Leona. Uno puede ser rematadamente feliz si sus papás le compran la XBOX 360, y otro si su madre le cose un balón de fútbol de cuero.
Ferdinand Bardamu escribió:Sí sí, perdón. Era para situarme un poco en el post, como el desconocido que se acopla a un corrillo, "pues paece que va a refrescar, ¿no?".
Digo lo mismo que Dharma . Perdona tú, Ferdinand, me faltó algún emoticono de "buen rollito"Ferdinand Bardamu escribió:Sí sí, perdón. Era para situarme un poco en el post, como el desconocido que se acopla a un corrillo, "pues paece que va a refrescar, ¿no?".
No, no. Hablo de felicidad, no de bienestar. No me refiero a niños cuyas madres pueden coserles un balón de cuero, incluso estos podrían aspirar a ese intento de búsqueda de felicidad a partir de lo que tienen. Es que me estoy refiriendo a niños (y adultos) condenados a una muerte segura desde el primer día de su vida, porque lo único que conocen es la hambruna endémica; me refiero a esos niños que de tanto en tanto nos sacan en tv, cuyas bocas sólo están llenas de moscas y cuyas barrigas sólo conocen la hinchazón del vacío. Y nos los muestran para que donemos nuestros pocos -o muchos- dineros a través de las ONGs que se suponen les van a proporcionar un poquito de comida, que no la felicidad. ¿Qué felicidad y qué intentos de adaptarse a "eso" pueden tener ellos? A eso, y exclusivamente a eso, me refería.De todas formas sigo pensando que enfocas el problema desde una perspectiva de bienestar, y no de felicidad. Se trata de aceptación del entorno, y a partir de ahí la felicidad se trabaja de forma similar para un chico de Nueva York o para otro de Sierra Leona. Uno puede ser rematadamente feliz si sus papás le compran la XBOX 360, y otro si su madre le cose un balón de fútbol de cuero.
(emoticono de... bueno, un emoticono al gusto).
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Algunos análisis ya conocidos sobre "Alicia en el País de las Maravillas"
» "Doctor, mi perro se ha comido un tanga. ¿Me lo puede devolver?"
» "Los adolescentes que se acuestan tarde son más propensos a sufrir depresión"
» "Doctor, mi perro se ha comido un tanga. ¿Me lo puede devolver?"
» "Los adolescentes que se acuestan tarde son más propensos a sufrir depresión"
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.